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jueves, 5 de diciembre de 2024

Atravesando espacios y relaciones

                                                                                               Petra, Jordania. Fotografía por Diana Valderrama.

ATRAVESANDO

 

Hugo Betancur

 

Afrontamos nuestras existencias desde el vientre materno expuestos a la incertidumbre, a los riesgos, a los accidentes. Nuestros padres y allegados nos cuidan y procuran darnos bienestar y protección, lo que muchas veces perturbamos por nuestras acciones impetuosas y nuestras tendencias a experimentar.

Somos afectados por las enfermedades que vencemos habitualmente; sin embargo, a veces nos avasallan y se quedan en nuestros cuerpos como huéspedes ingratos y dañinos -en ocasiones, esas enfermedades cierran abruptamente la historia de nuestros pasajeros destinos.

Como aves en vuelo, pincelamos el aire con los colores de nuestras plumas, tan levemente como la brisa pasa acariciando las plantas y los seres vivos  para después disgregarse sin dejar ninguna huella.

Los vivos nos siguen recordando, rescatándonos del olvido con los retratos y relatos que hacen sobre nosotros, que después de partir seguimos vivos en la morada de las almas proyectando encarnar nuevos personajes y biografías en nuestros propósitos de evolución.

Nuestro planeta es el escenario abigarrado, con decorados y telones de fondo removibles y actores ambulantes que representamos nuestros roles en relaciones transcurrentes, imprevisibles, provisionales, donde “lo que es” va cambiando y mudando su fijeza y significado -también “lo que es” varía según la percepción e interpretaciones que cada uno hace a su manera.

Solo somos dueños de aquello que no puede sernos arrebatado. La impermanencia rige nuestros destinos humanos y nuestras relaciones. Nuestras historias se parecen a las sagas del cine, con sus temporadas conmocionantes y sus personajes notables que van quedando desperdigados en el tiempo a medida que van representando sus papeles y los guionistas y productores agotan sus espectáculos.

Tenemos muchas elecciones posibles para poder acoplarnos a los acontecimientos y lograr transigir con sus efectos devastadores. Esas elecciones son acciones descritas con los verbos aceptar, aprender, conciliar, cambiar, liberar, absolver, dejar-ir -cuando las realizamos, avanzamos hacia un espacio mental de optimismo, comprensión, apaciguamiento,

Y tenemos también la elección de quedarnos estancados en el tiempo psicológico de nuestros duelos, con nuestras crisis afectivas y nuestras percepciones de víctimas, avivando los sufrimientos, las culpas y los lamentos que elaboramos. Bajo esa condición de aflicción y desvalimiento, tal vez decidamos erigir algún altar descollante donde rindamos culto a la inclemencia de la vida y a nuestros pesares.

Sin embargo, lo de la vida es pasar, ajena a las tragedias, a la desventura de los bondadosos y a la crueldad de los ególatras, indiferente a nuestros lutos y nuestros aparentes fracasos y frustraciones, manifestando sus periodos de decadencia y esplendor, y burlando la vanidad de los poderosos y sus presunciones de grandeza -y dándonos espacio y opciones para que cada uno de nosotros cumplamos inexorablemente la trama de nuestros destinos.

 

Hugo Betancur (Colombia)

 

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