LAS PREGUNTAS QUE HACEMOS:
¿Qué es el amor?, ¿qué es la felicidad?
Hugo Betancur
Nos hacemos estas preguntas
reiteradas y fundamentales a lo largo de nuestras vidas: ¿qué es el amor?, ¿qué
es la felicidad?, ¿quién podrá darnos amor y felicidad?, ¿por qué otros nos
defraudan cuando hacen sus roles en las relaciones en que participamos?, ¿dónde
encontrar la alegría, la risa, el optimismo que nos hacen falta?, ¿cómo
liberarnos del miedo?
Son preguntas que nos hacemos en silencio,
con nuestros ojos abiertos que miran hacia afuera, hacia lo cercano o hasta donde alcanza
nuestra vista.
No nos preguntamos ¿qué es la tristeza?,
¿qué es el sufrimiento?, ¿qué es la frustración?, ¿qué es la soledad?, porque
los hemos experimentado y presumimos qué sabemos cómo son y cómo llegan
súbitamente, sin advertencias ni aparentes premoniciones, sin nubarrones
oscuros que los anuncien.
Tal vez el amor, la felicidad, la
realización de nuestros anhelos, solo sean el fruto de nuestras acciones y no
objetivos por alcanzar: quizá provengan del amor, de la felicidad y de la
realización de los anhelos de otros que propiciamos con lo que hacemos,
enfocados en su cuidado, en su bienestar, en su protección. Eso que damos a
otros retorna a nosotros acrecentado, gratificante, provechoso y lleno de
vitalidad -lo apreciamos proyectándose hacia nosotros tal como
pasa con las imágenes de nuestros rostros en los espejos.
Es probable que la infelicidad sea una
maleza que crece y se propaga sin fructificar, descolorida y sombría, asolando
las mentes de quienes se creen gigantes en sus complejos de superioridad o en
las de quienes se creen pequeños y endebles en sus complejos de inferioridad, o
en las mentes de quienes se vanaglorian como triunfadores que vencen
o despojan a otros más vulnerables en los escenarios de conflicto, o de quienes
coinciden en relaciones donde otros les deben proveer sin obtener retribuciones
a cambio, atendiendo sus demandas, obedeciéndoles y satisfaciendo sus
condiciones de necesitados.
Posiblemente podrá alcanzar algún matiz de
felicidad quien interactúa amablemente con otros, quien construye
equitativamente con otros, quien asiste a otros en sus aprendizajes y cambios,
quien comprende la transitoriedad de las relaciones y de las historias comunes
-sabiendo que sólo las que nacen de la libertad y la empatía trascienden el
tiempo con que medimos su progreso.
Tal vez el amor y la felicidad no sean
trofeos por conquistar y que podamos mostrar jactanciosamente.
Lo más parecido al amor y a la
felicidad, los tesoros de nuestros destinos, pueden ser nuestras expresiones de
alegría y optimismo, nuestra risa ruidosa o nuestra sonrisa callada, nuestro
optimismo, nuestra fortaleza cuando afrontamos las tormentas conservando
nuestra calma, con nuestras mentes libres de temor y de incertidumbre.
Todo sucede según la trama de nuestras
vidas: tenemos la posibilidad de aceptar lo que sucede y de transformar
nuestras mentes, asistiendo a otros que también quieran hacerlo,
mientras respiramos y sentimos los latidos de nuestros corazones -es posible
que esas acciones nos lleven a los umbrales del amor y de la felicidad y a sus
espacios de manifestación.
Hugo
Betancur (Colombia)
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