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lunes, 7 de agosto de 2023

"De todas estas ilusiones, ¿cuál es verdad?"

                                                                                                                       Fotografía por Diana Valderrama.

LAS ILUSIONES DE AMOR

Hugo Betancur

 

Las ilusiones de amor son solo ilusiones. Una ilusión es una "esperanza que carece de fundamento en la realidad. Ejemplo: 'no te hagas ilusiones'." También ha sido definida una ilusión como 'espejismo, ensueño, delirio, ficción, alucinación, fantasía, quimera, utopía, ideal'." (Diccionario Word Reference.com)

Todas las ilusiones son imágenes que formamos en nuestras mentes. Tienen para cada uno de nosotros un significado y algún grado de importancia, mínimo o superlativo. Muchas veces hacemos crecer estas ilusiones demasiado y se vuelven obsesivas para nosotros, de alguna manera nos esclavizan y nos confunden porque son sólo ilusiones: no son posibles en la realidad que vivimos.

Las ilusiones de amor aparecen en nuestras mentes desde etapas muy precoces de nuestros procesos de vida. A medida que vamos descubriendo el mundo en la socialización temprana creamos expectativas y proyectos personales que vamos conformando como exigencias a quienes nos rodean.

Son comunes los comportamientos tiránicos de muchos niños para tratar de obligar a los adultos, o a otros niños, a someterse a sus demandas. Esos niños se muestran caprichosos, explosivos y agresivos en su intento de dominar a las personas que pueden satisfacerlos. Muchos adultos siguen asumiendo estrategias de manipulación similares.

"Si haces lo que te pido, puedo amarte y aceptarte, sino voy a odiarte", "me siento rabioso o rabiosa por lo que me hiciste", parecen expresar estos niños –y lo expresan también los adultos que no han madurado- en su interacción con sus allegados. La petición que hacen para instituir ese amor artificioso es tajante: "Yo quiero, yo espero, a mí me gusta…".

Las dos condiciones óptimas del amor son:

1. Quien ama es no egoísta: actúa generosa y espontáneamente sin condicionar una utilidad que otros pudieran pagarle por su acción.

2. Quien ama es prodigador: se sale de sí mismo, de su ensimismamiento, para ofrecer bienestar a otro o a otros. Ama porque es su disposición y su libertad hacerlo. No espera resultados como retribución.

Los seres humanos que dicen amar si son agradados o sustentados por otros -cuando les cumplen sus órdenes o sus requisitos-, van a reaccionar conflictivamente cuando descubren o perciben cambios en sus relaciones que no colman sus expectativas. Habitualmente sus parejas les proveen de algo que representa satisfacción y complacencia. Si esos elementos faltan, el equilibrio entre los dos es afectado por una carencia o una necesidad que no es saciada.

En las relaciones de pareja mantenidas por esos tributos placenteros, el proyecto de vida trazado para el otro será percibido como exitoso mientras él o ella parezcan acomodarse y cumplir los roles que les han sido asignados. En esos momentos en que los intereses establecidos son desatendidos, o cuando faltan los recursos económicos o las posesiones como incentivo, o cuando el otro pierde atributos que lo hacían muy atractivo, serán evidentes las circunstancias que calificamos como desilusiones de amor o desengaños.

El cónyuge afectado por estos cambios experimenta esta condición como una pérdida y tiende a caer en una situación conflictiva o en un drama de fracaso y frustración. Pierde la armonía aparente que le permitía mostrar alguna seguridad y suficiencia ante los demás y sufre porque la vida le presenta un panorama confuso que no estaba preparado para enfrentar.

Este momento es para él o ella un estado de crisis. Posiblemente se vea impulsado o impulsada a justificar, explicar, acusar, culpar, rechazar, huir. Quizá se sienta obligado u obligada a utilizar recursos psicológicos que simulen una imagen propia de sus comportamientos muy positiva y fuerte mientras carga a otros con la responsabilidad de su desolación.

Es el instante o el tiempo en que descubre que lo que vivía no era una historia de amor sino una ilusión de amor. Posiblemente atraviese un estado de sufrimiento. Tal vez sienta dolor por su entendimiento o su percepción de que la situación o la relación escapa a su control.

Entonces tiene dos opciones diferentes:

1. Acción integradora. Hacer cambios en su sistema de creencias y en sus actitudes para lograr un estado de entendimiento no utilitarista ni fantasioso que le traiga paz. O puede decidir la separación de su pareja, deshacer el yugo establecido en un acto liberador y entendiendo que no fue adecuado pretender subyugar a la otra o al otro imponiéndole funciones porque es fundamental el respeto al libre albedrío –no subyugar la libertad de otros ni someterse a ellos negando la propia libertad-. Es inteligente y adecuado entender que todo lo que haya sucedido en la relación correspondía a la interacción cumplida, con sus causas inevitables anteriores y sus efectos apropiados.

2. Acción desintegradora. Juzgar que su contraparte tuvo alguna culpa o responsabilidad que llevó la relación al estado desastroso en que se encuentra. Justificar la propia participación como la más ejemplar y altruista. Condenar duramente a su pareja y buscar cómplices que apoyen los argumentos de quien se retrata como lastimado o lastimada y que den testimonio de su bondad indiscutible. Como consecuencia, él o ella, deberá asumir un drama de víctima que atraiga la compasión y la conmiseración de sus allegados y parientes. Probablemente se refugie en alguna condición de vulnerabilidad, enfermedad o depresión que le sirva para mostrarle al mundo sus heridas y las duras pruebas que ha debido pasar. Su paz y su bienestar serán afectados por esta elección.

El amor no requiere estas complicadas tramas de rechazo y evasión, que son propias de los sentimientos de desamor o desafecto, con su ambigüedad y sus fluctuaciones. El amor es una realidad y la vida simplemente lo preserva superando y comprendiendo los contrastes y las distorsiones que encuentra a su paso. Se planta tan sólido y fuerte como la semillita de mostaza ante cualquier reto que deba enfrentar en su crecimiento.

Solo después de la tormenta sabemos que tan firmemente construida estaba nuestra casa.

Hugo Betancur (Colombia)

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[Extractos de UN CURSO DE MILAGROS:

1. Cómo llevar las fantasías ante la verdad

“1. …8Las fantasías cambian la realidad. 9Ese es su propósito. 10En realidad no lo pueden hacer, pero sí pueden hacerlo en la mente que quiere que la realidad sea diferente”.

“2. Tu deseo de cambiar la realidad es, por lo tanto, lo único que es temible, pues al desear que la realidad cambie crees que tu deseo se ha cumplido. 2En cierto sentido, esta extraña perspectiva da testimonio de tu poder. 3Mas cuando lo distorsionas y lo utili­zas en favor del "mal", haces también que sea algo irreal para ti. 4No puedes serle fiel a dos amos que te piden cosas contradicto­rias. 5Lo que usas en beneficio de las fantasías, se lo niegas a la verdad. 6Mas lo que le entregas a la verdad para que ésta lo use en tu beneficio, se encuentra a salvo de las fantasías”.

“LA CURACIÓN DEL SUEÑO

“IV. La callada respuesta

“4. Todas las preguntas que se hacen en este mundo no son real­mente preguntas, sino tan sólo una manera de ver las cosas. …4El mundo tan sólo hace una pregunta 5y es ésta: "De todas estas ilusiones, ¿cuál es verdad? 6¿Cuáles inspiran paz y ofrecen dicha? 7¿Y cuáles pueden ayudarte a escapar de todo el dolor del que este mundo se compone?"]

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