Fotografía por Diana Valderrama.
LAS
ILUSIONES DE AMOR
Hugo
Betancur
Las ilusiones de amor son solo ilusiones. Una ilusión es una
"esperanza que carece de fundamento en la realidad. Ejemplo: 'no te hagas
ilusiones'." También ha sido definida una ilusión como 'espejismo,
ensueño, delirio, ficción, alucinación, fantasía, quimera, utopía,
ideal'." (Diccionario Word Reference.com)
Todas las ilusiones son imágenes que formamos en nuestras mentes. Tienen
para cada uno de nosotros un significado y algún grado de importancia, mínimo o
superlativo. Muchas veces hacemos crecer estas ilusiones demasiado y se vuelven
obsesivas para nosotros, de alguna manera nos esclavizan y nos confunden porque
son sólo ilusiones: no son posibles en la realidad que vivimos.
Las ilusiones de amor aparecen en nuestras mentes desde etapas muy
precoces de nuestros procesos de vida. A medida que vamos descubriendo el mundo
en la socialización temprana creamos expectativas y proyectos personales que
vamos conformando como exigencias a quienes nos rodean.
Son comunes los comportamientos tiránicos de muchos niños para tratar de
obligar a los adultos, o a otros niños, a someterse a sus demandas. Esos niños
se muestran caprichosos, explosivos y agresivos en su intento de dominar a las
personas que pueden satisfacerlos. Muchos adultos siguen asumiendo estrategias
de manipulación similares.
"Si haces lo que te pido, puedo amarte y aceptarte, sino voy a
odiarte", "me siento rabioso o rabiosa por lo que me hiciste",
parecen expresar estos niños –y lo expresan también los adultos que no han
madurado- en su interacción con sus allegados. La petición que hacen para
instituir ese amor artificioso es tajante: "Yo quiero, yo espero, a mí me
gusta…".
Las dos condiciones óptimas del amor son:
1. Quien ama es no egoísta: actúa generosa y espontáneamente sin
condicionar una utilidad que otros pudieran pagarle por su acción.
2. Quien ama es prodigador: se sale de sí mismo, de su ensimismamiento,
para ofrecer bienestar a otro o a otros. Ama porque es su disposición y su
libertad hacerlo. No espera resultados como retribución.
Los seres humanos que dicen amar si son agradados o sustentados por
otros -cuando les cumplen sus órdenes o sus requisitos-, van a reaccionar
conflictivamente cuando descubren o perciben cambios en sus relaciones que no
colman sus expectativas. Habitualmente sus parejas les proveen de algo que
representa satisfacción y complacencia. Si esos elementos faltan, el equilibrio
entre los dos es afectado por una carencia o una necesidad que no es saciada.
En las relaciones de pareja mantenidas por esos tributos placenteros, el
proyecto de vida trazado para el otro será percibido como exitoso mientras él o
ella parezcan acomodarse y cumplir los roles que les han sido asignados. En
esos momentos en que los intereses establecidos son desatendidos, o cuando
faltan los recursos económicos o las posesiones como incentivo, o cuando el
otro pierde atributos que lo hacían muy atractivo, serán evidentes las
circunstancias que calificamos como desilusiones de amor o desengaños.
El cónyuge afectado por estos cambios experimenta esta condición como
una pérdida y tiende a caer en una situación conflictiva o en un drama de
fracaso y frustración. Pierde la armonía aparente que le permitía mostrar
alguna seguridad y suficiencia ante los demás y sufre porque la vida le
presenta un panorama confuso que no estaba preparado para enfrentar.
Este momento es para él o ella un estado de crisis. Posiblemente se vea
impulsado o impulsada a justificar, explicar, acusar, culpar, rechazar, huir.
Quizá se sienta obligado u obligada a utilizar recursos psicológicos que
simulen una imagen propia de sus comportamientos muy positiva y fuerte mientras
carga a otros con la responsabilidad de su desolación.
Es el instante o el tiempo en que descubre que lo que vivía no era una
historia de amor sino una ilusión de amor. Posiblemente atraviese un estado de
sufrimiento. Tal vez sienta dolor por su entendimiento o su percepción de que
la situación o la relación escapa a su control.
Entonces tiene dos opciones diferentes:
1. Acción integradora. Hacer cambios en su sistema de creencias y en sus
actitudes para lograr un estado de entendimiento no utilitarista ni fantasioso
que le traiga paz. O puede decidir la separación de su pareja, deshacer el yugo
establecido en un acto liberador y entendiendo que no fue adecuado pretender
subyugar a la otra o al otro imponiéndole funciones porque es fundamental el
respeto al libre albedrío –no subyugar la libertad de otros ni someterse a
ellos negando la propia libertad-. Es inteligente y adecuado entender que todo
lo que haya sucedido en la relación correspondía a la interacción cumplida, con
sus causas inevitables anteriores y sus efectos apropiados.
2. Acción desintegradora. Juzgar que su contraparte tuvo alguna culpa o
responsabilidad que llevó la relación al estado desastroso en que se encuentra.
Justificar la propia participación como la más ejemplar y altruista. Condenar
duramente a su pareja y buscar cómplices que apoyen los argumentos de quien se
retrata como lastimado o lastimada y que den testimonio de su bondad
indiscutible. Como consecuencia, él o ella, deberá asumir un drama de víctima
que atraiga la compasión y la conmiseración de sus allegados y parientes.
Probablemente se refugie en alguna condición de vulnerabilidad, enfermedad o
depresión que le sirva para mostrarle al mundo sus heridas y las duras pruebas
que ha debido pasar. Su paz y su bienestar serán afectados por esta elección.
El amor no requiere estas complicadas tramas de rechazo y evasión, que
son propias de los sentimientos de desamor o desafecto, con su ambigüedad y sus
fluctuaciones. El amor es una realidad y la vida simplemente lo preserva
superando y comprendiendo los contrastes y las distorsiones que encuentra a su
paso. Se planta tan sólido y fuerte como la semillita de mostaza ante cualquier
reto que deba enfrentar en su crecimiento.
Solo después de la tormenta sabemos que tan firmemente construida estaba
nuestra casa.
Hugo
Betancur (Colombia)
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[Extractos
de UN CURSO DE MILAGROS:
“1. Cómo
llevar las fantasías ante la verdad
“1. …8Las
fantasías cambian la realidad. 9Ese es su propósito. 10En
realidad no lo pueden hacer, pero sí pueden hacerlo en la
mente que quiere que la realidad sea diferente”.
“2. Tu
deseo de cambiar la realidad es, por lo tanto, lo único que es temible, pues al
desear que la realidad cambie crees que tu deseo se ha cumplido. 2En
cierto sentido, esta extraña perspectiva da testimonio de tu poder. 3Mas
cuando lo distorsionas y lo utilizas en favor del "mal", haces
también que sea algo irreal para ti. 4No puedes serle fiel a
dos amos que te piden cosas contradictorias. 5Lo que usas en
beneficio de las fantasías, se lo niegas a la verdad. 6Mas lo
que le entregas a la verdad para que ésta lo use en tu beneficio, se encuentra
a salvo de las fantasías”.
“LA
CURACIÓN DEL SUEÑO
“IV. La
callada respuesta
“4. Todas
las preguntas que se hacen en este mundo no son realmente preguntas, sino tan
sólo una manera de ver las cosas. …4El mundo tan sólo hace una
pregunta 5y es ésta: "De todas estas ilusiones,
¿cuál es verdad? 6¿Cuáles inspiran paz y
ofrecen dicha? 7¿Y cuáles pueden ayudarte a escapar de todo el
dolor del que este mundo se compone?"]
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