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domingo, 2 de noviembre de 2025

Cuando nuestros egos nos suplantan

 

2 dogs wait by the door in Puerto Natales, Chile. JUAN CASTILLO 

Quién preside cada vida:

¿el personaje o su ego?

 

Hugo Betancur

 

 

La actualidad de nuestros estados mentales retrata nuestro desempeño y la eficiencia en nuestras relaciones y acciones. ¿Qué resultado o fruto hemos obtenido de nuestra interacción con otros en los procesos y tareas que realizamos? ¿Qué tanto bienestar, satisfacción y aciertos cosechamos de nuestros actos?


Lo que llamamos felicidad o armonía sería posiblemente la presea dispuesta como premio o recompensa a los méritos de nuestro destino o de nuestras acciones justas. Esa esquiva felicidad sería consumada como resultado de los usos inteligentes que hayamos puesto en práctica de recursos disponibles, modos, métodos y relaciones coherentes y provechosas.


Desde el primer año de vida fuera del útero materno, vamos asumiendo y apropiándonos de nuestro ego y nuestra personalidad -o establecemos una cooperación entre ambos o somos agobiados por nuestros egos.


La personalidad abarca los caracteres psicológicos subjetivos, la mentalidad, los comportamientos y el ego -estos elementos o rasgos se van manifestando progresivamente hasta conformar una idiosincrasia singular para cada uno.


Imaginemos el ego como un agregado o un apartado de la mente -un pequeño programa instalado en el enorme disco duro de la mente. Inicialmente es un auxiliar que reclama al mundo unas concesiones ventajosas de supervivencia y bienestar para su mentor asumiéndolas como propias -yo quiero”, “yo necesito”, “yo debo ser atendido”.


En un sentido práctico, podemos interpretar al ego como un funcionario vitalicio de rango mayor que deberá asistir a su empleador en el transcurso de su existencia. Si asume sus tareas armoniosamente, le servirá para el bien de los dos; si le suplanta o usurpa su autonomía, establecerá una confusión de niveles tratando de imponer exigencias y condiciones con el propósito de  vencer y someter a otros afirmándose  a sí mismo como líder  -obrando así, el ego instaura un yo espurio plantado ante el mundo como un depredador*, parasito de beneficios y ventajas que no retribuirá (metafóricamente, este ego desbordado se apropia de la mente del personaje y lo convierte en su vasallo).


También en sentido práctico podemos considerar al ego como un ayudante en el desarrollo de la personalidad, con voz y voto, mas no con autoridad resolutiva -no es licito que adopte una jerarquía de mando porque sus funciones son de subalterno y su hospedero es el actor principal de la película  en todo momento.


Un ego sano es un intermediario de conciliación y asociación; un ego intrigante es promotor de conflictos y de disociación.

 

         Hugo Betancur (Colombia).

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    *PSICOPATAS NEFASTOS: Autócratas, déspotas y                                          depredadores, prototipos de barbarie.


La historia humana está plagada de personajes que representaron sus cimas de mando y poder guiados por sus desenfrenados egos: incrustados como instigadores de guerras y conquistas y enarbolando sus banderas, sus dogmas, sus argumentos de control y exterminio, se resguardaron tras fachadas religiosas, políticas y militares  para convertir a sus subordinados y tropas en homicidas, inmolados, tullidos -todos ellos condecorados después como héroes póstumos o sobrevivientes].

[La galería de la infamia humana abunda en especímenes psicópatas encumbrados que invocando  sus dioses, sus religiones y sus  ideologías volcaron a las masas de su servidumbre al aniquilamiento de grupos humanos y de culturas].

Según el modelo triárquico de Christopher J. Patrick, psicólogo de la Universidad de Minnesota,y sus colaboradores  (2009), la psicopatía se compone de tres rasgos principales: atrevimiento, desinhibición y mezquindad -aducen estos estudiosos que los psicópatas sienten menos miedo que el resto de personas, que tienen más dificultades para controlar sus impulsos y que su falta de empatía los lleva a utilizar a los demás en su beneficio.

Perfil psicológico de los psicópatas. Sus rasgos distintivos, según las clasificaciones realizadas por Cleckley y Hare:

1. Falta de empatía: incapacidad de comprender el estado mental de otras personas o de ponerse en su lugar. (activan una empatía selectiva y ficticia según su propósito de agradar o hechizar a otros). pero la “activan” a voluntad; esto explicaría tanto la frialdad como las habilidades sociales que los caracterizan.

Simon Baron-Cohen acuñó el  concepto de la “teoría de la mente” -afirmaba que los psicópatas adoptan una empatía cognitiva mas no emocional, y que no experimentan malestar ante el sufrimiento de los demás.

2. Egocentrismo y narcisismo: son incapaces de asumir enfoques mentales distintos a los suyos por su falta de empatía. Usualmente  los psicópatas son también narcisistas y tienden a suponer que son superiores a los demás y más importantes que ellos.

3. Encanto superficial

El perfil típico del psicópata es el de un personaje encantador y sociable, lo que es solo un papel de actor y no un atributo demostrable.

4. Pobreza emocional

La idiosincrasia de los psicópatas los restringe a disponer de emociones limitadas y teatrales -sus emociones positivas son escasas y sus emociones negativas son controladas o reprimidas tras un velo de calma artificioso y táctico.

Los psicópatas mienten con mucho aplomo y suficiencia.

La carencia de sinceridad es una característica de los psicópatas, lo que los lleva a construir una realidad aparente que muestran a los demás como una imagen de simpatía y cercanía afectuosa elaborada ilusoriamente.

Los psicópatas mienten episódicamente según sus planes y maquinaciones para proyectar una imagen agradable y conveniente -identifican las vulnerabilidades de los demás para elaborar farsas que ellos interpreten como coherentes y loables. 

Impulsados por sus ambiciosos y desbordados egos, los psicópatas tienden a actuar impetuosamente sin considerar las consecuencias de sus acciones, lo que les lleva a tomar decisiones precipitadas y adversas. Esta impulsividad está ligada a su irresponsabilidad -raramente asumen las consecuencias de sus actos, y  tendenciosamente culpan a los demás por sucesos e eventos dañinos que ellos mismos promueven

Esta irresponsabilidad es otro aspecto de su comportamiento impulsivo: desdeñan las leyes, los acuerdos y las convenciones sociales, son individuos que siembran caos y crisis desde las posiciones y cargos que ostentan.

Lo que más frustra y desata la violencia de los psicópatas es el fracaso de sus expectativas y tramas y la pérdida del control de las situaciones y de sus agentes subordinados. Los psicópatas mantienen una obsesión enfermiza por el dominio y el control y se tornan agresivos y destructivos cuando las circunstancias no favorecen sus intrigas.

Otros enfoques publicados:

LA PSICOPATÍA SUBCLÍNICA Y LA TRIADA OSCURA DE LA PERSONALIDAD:

https://www.behavioralpsycho.com/wp-content/uploads/2019/08/03.Halty_19-2oa-1.pdf

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