Vistas de página en total

domingo, 19 de enero de 2025

La indulgencia: benevolencia con nosotros y con los demás.

LA INDULGENCIA*:

BENEVOLENCIA CON NOSOTROS Y LOS DEMÁS.

Hugo Betancur

 

Cuando asumimos una actitud indulgente, rehusamos los juicios condenatorios y discriminatorios respecto a las acciones y comportamientos propios y de otros -omitimos reacciones airadas y beligerantes y no entramos en el escenario de pugna y de conflicto.

Con indulgencia, simplemente contemplamos los hechos y enfocamos nuestra percepción en la comprensión de sus causas y consecuencias (nos quedamos tranquilos y no nos plantamos con semblante adusto e indignado, ni con los brazos cruzados y los puños cerrados).

La indulgencia es un proceso mental de transición con los eventos de la realidad: es un proceso de conciliación con los episodios de la historia y sus protagonistas.

La indulgencia no es una condición pasiva y resignada sino un estado mental dinámico que nos permite apreciar los acontecimientos reflexivamente; tal vez logremos verlos con la misma curiosidad y detenimiento de quien mira una fotografía de un álbum familiar donde aparecen unos abuelos con sus hijos y nietos, serios o sonrientes, con sus indumentarias y sus gestos distintivos en la pose para la posteridad -y quizá se sienta conmovido por los sentimientos que esas figuras despiertan y evocan para sí.

Siendo indulgentes, dejamos que la realidad pasajera tenga su representación como es o como fue y no como presumimos egocéntricamente que debe o debió ser.

Liberamos nuestras mentes de cargas y conflictos extenuantes ejerciendo la indulgencia en nuestras relaciones y en nuestras vivencias, tanto si escrutamos el pasado como si fijamos nuestra atención en las circunstancias del presente -lo logramos solo consintiendo que cada quien actúe según sus propósitos, según las condiciones y límites de su personaje y su concepción del mundo, y no según nuestras esperanzas y planes de provecho y ganancia.

Hugo Betancur (Colombia)

___________________________________________________________

La palabra indulgencia proviene del latín “indulgeo”, que significa "conceder" o "ser indulgente". Tiene estos sinónimos: tolerancia, comprensión, clemencia, benignidad, compasión, piedad, misericordia, condescendencia.

La palabra “intolerancia” es antónima de indulgencia. Nuestras percepciones derivan de nuestras creencias, de  la información disponible en nuestras mentes y también de lo que desde nuestra  ignorancia no podemos  asimilar idóneamente. Si somos rígidos e inflexibles en nuestros juicios y relaciones con los demás, estaremos continuamente  poniendo barricadas y resguardando posiciones, ideologías y normas como lo hacen los  burócratas, los jerarcas de las religiones, los dictadores, los políticos y los militares de carrera.

Muchos trastornos psicológicos y muchas enfermedades enlistadas por los psiquiatras corresponden a seres humanos fanáticos, extremistas, resentidos, intoxicados por tradiciones  familiares y de masas.

Nos dice el Maestro en sus mensajes de “El Camino de la Maestría”:

“Hemos hablado a menudo de las llaves del Reino: deseo, intención, indulgencia y rendición. En la indulgencia, pasas a través de un período de profundo deshacimiento, en el cual desconectas el cableado que te ha llevado a insistir en la veracidad de las interpretaciones que has creado y luego vinculadas a eventos que el cuerpo-mente físico ha percibido.

Entonces mientras la indulgencia es perfeccionada, uno ve que todo su mundo, todo lo que ha construido, ha sido deshecho. Es decir, tu percepción de creencia, tu percepción de sentir a la naturaleza, tu percepción de lo que es, ha sido deshecha. La mente es desenredada…”.

“Conforme la indulgencia llega a completarse, algo enteramente mágico ocurre. Está más allá de toda comprensión de la mente pensante. ¡El ego nunca podría comprender esto! Es como si algo que existía porque estaba contraído por el miedo muere y se disuelve como la niebla ante un sol naciente. Y todo lo que queda es una silenciosa espaciosidad en la que la consciencia ha sido purificada”.

________________________________________________________________

"EL CAMINO DE LA MAESTRIA":

           https://drive.google.com/file/d/1T_sSVh8zlSyFqwGTt9aeFbuibxxqK7C5/view

          [Encontrado en la Internet]

_______________________________________________________________

                   Otras ideas de vida en:

 

http://ideas-de-vida.blogspot.com/

http://pazenlasmentes.blogspot.com/

http://es.scribd.com/hugo_betancur_2

http://es.scribd.com/hugo_betancur_3

 

                                       Este Blog:

 

http://hugobetancur.blogspot.com/


domingo, 5 de enero de 2025

Pulsando -o pulseando- en nuestras relaciones

PULSANDO* -O PULSEANDO*- EN NUESTRAS RELACIONES

Hugo Betancur


Reiteradamente pulseamos a los largo de nuestras existencias, considerando a los otros como adversarios o competidores o sirvientes que debemos vencer o someter -nos la pasamos en pugna con el entorno, como ocasionalmente lo harían dos fortachones pulseando con las manos enlazadas y los codos apoyados sobre una mesa,  forcejeando con el propósito de rendir al contrincante, hasta que uno de ellos  claudique para dar fin al reto; o a veces también agrediendo a otros, como ciervos o machos cabríos que enzarzan sus astas o sus cuernos empujando sus cabezas y afianzando las patas en el suelo intentando derrumbar al oponente (gana la confrontación quien supera con su vigor o  astucia).

Pulsamos o pulseamos con los demás utilizando nuestras tretas psicológicas y nuestros argumentos para convencerlos sobre la primacía de nuestras posiciones y exigencias -muchas veces nuestros comportamientos retratan más a un niño caprichoso y demandante que se empeña en manipular los sentimientos de sus mayores y se niega a crecer para conservar sus ventajas, que al adulto que representamos.

En ocasiones, vamos por los escenarios del mundo adoptando actitudes arrogantes o desafiantes, como actores argullosos que alardean de sus papeles alegando que han llegado a la cima de su carrera y que no les queda nada que aprender -aunque la expresión de sus rostros no muestre un gesto de plácida calma y de satisfacción que los corone como triunfadores.

¿Qué tan beneficiosos y útiles van resultando esos pulsos en nuestras relaciones y en nuestros aprendizajes?; ¿qué tanto nos acercan a la simpatía de nuestros allegados y a su gratitud?

Distorsionamos el sentido evolutivo de la vida cuando damos más importancia al poder, a la importancia personal que logremos imponer, a la sumisión que nos sea rendida. Atropellamos el libre albedrío de otros cuando en nuestras relaciones pretendemos apropiarnos de su voluntad de elegir, de su autonomía, de sus manifestaciones afectivas que condicionamos a nuestros requisitos y deseos.

Pulsamos en nuestras relaciones chantajeando a nuestras parejas con frases y argumentos de enganche que las comprometan a satisfacernos -les ponemos nuestros yugos de apropiación con mantras enajenadores: “te necesito”, “no puedo vivir sin ti”, “me mata la soledad si no te tengo a mi lado”, “me siento frustrado o frustrada porque no hiciste… (esto o aquello) que esperaba que hicieras”.

Pulsamos parasitando el acompañamiento de aquellos que rotulamos como nuestros seres queridos y los retenemos con nuestros argumentos y acciones de conquista, haciéndoles creer que será mejor tenernos a su lado y atender nuestras “necesidades” -y esas necesidades invalidan la libertad que ellos y nosotros podríamos asumir.

Las relaciones basadas en el libre albedrio probablemente sean mas inteligentes y sanas porque representan atributos de asociación voluntaria y consciente -son relaciones que benefician a los participantes y alientan su confianza.

Los ególatras miden sus fuerzas y arman sus trampas en las relaciones donde pulsan o pulsean con otros con propósitos de depredación y maquinación -en ese espacio faltan la sinceridad y la indulgencia y los argumentos de ganancia son engañosos y endebles (tanto como una hoja de papel quemada que es azotada y deshecha por la lluvia).

 

Hugo Betancur (Colombia)

_____________________________________________________________

*PULSEAR

RAE: verbo intransitivo

Dicho de dos personas: Probar, asida mutuamente la mano derecha y puestos los codos en lugar firme, quién de ellas tiene más fuerza en el pulso y logra abatir el brazo del contrario.

[En Colombia utilizamos la palabra “pulsar” para nominar esta competencia de fuerza].

PULSAR

Diccionario etimológico - Chile

https://etimologias.dechile.net › pulsar

El verbo "pulsar" (dar un toque con la mano) viene del latín pulsare (empujar).

PULSEANDO O PULSANDO:

El gerundio es una forma verbal no personal del verbo que indica que una acción está ocurriendo, realizándose o llevándose a cabo. Se caracteriza por terminar en -ando, -endo, o -iendo y por no indicar persona gramatical, tiempo, modo, o número. 

_______________________________________________________________________________________

                           Este Blog:

 

http://hugobetancur.blogspot.com/


                  ideas de vida en:

 

http://ideas-de-vida.blogspot.com/

http://pazenlasmentes.blogspot.com/

http://es.scribd.com/hugo_betancur_2

http://es.scribd.com/hugo_betancur_3