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viernes, 17 de noviembre de 2023

Nuestros rituales nostalgicos

                                                                                  POLA. In memoriam. Ilustración por Elízabeth Betancur.

NOSTALGIA

Hugo Betancur


Cuando afirmamos, “me siento nostálgico”, exteriorizamos una disposición anímica con que evocamos circunstancias del pasado que nos representaron bienestar, o satisfacción, o júbilo, y que en el ahora son solo recuerdos que traemos al tiempo actual forzosamente con algún matiz de sufrimiento y lamentación.

Antes, nos sentimos complacidos y motivados experimentando esas situaciones en su momento; sin embargo, ya pasaron y no se repetirán, son historias vencidas.

Estos ritos nostálgicos que hacemos son ejercicios imaginarios que nos traen escenas idealizadas a las que agregamos detalles caprichosos e irreales y que sobredimensionamos en el presente como pérdidas a la medida de nuestros deseos persistentes de perfección inalcanzados e imposibles -seguramente exageramos su importancia y desvirtuamos su fidedigna ocurrencia para darles atributos ficticios de distinción.

Con esas manifestaciones nostálgicas tristonas procuramos elevarnos sobre la modesta rutina de nuestras opacas existencias para revestirlas de notoriedad y encanto.

Son sinónimos de esa nostalgia la añoranza, la melancolía, la rememoración emotiva -estos conceptos nos atan a la dictadura de nuestra memoria que impide que el tiempo psicológico fluya y que nuestras mentes se aplaquen liberando nuestros apegos.

A esa nostalgia que distorsiona vivencias alegres y gratas tornándolas en pesarosas imágenes del presente, la veo  como una tortura auto infligida que nos lleva reiteradamente a la tristeza y a la depresión -con nuestro aire de condolencia y de despojo correspondientes para ambientar ese sentimiento cada vez que aparezcan. (Nos preguntamos alguna vez: ¿Qué estará recordando la abuela que tiene ese gesto lejano y nostálgico? Y ella quizá habría respondido que le venía a la memoria un momento muy feliz de su vida familiar).

Tal vez sea para nosotros más sano y altruista que hagamos homenajes reiterados al esplendor de nuestras relaciones y crónicas, a las biografías de nuestros allegados, a la prodigiosa fecundidad de sus  actos: así retornan a nuestras mentes con un halo de optimismo, de alegría y de gratitud esos seres vivos que animaron nuestros destinos. 

Hugo Betancur (Colombia)

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El término ‘nostalgia’ fue acuñado en 1688 por el médico suizo Johannes Hofer en su tesis en la universidad de Basilea. Aludía descriptivamente al estado o comportamiento psicológico de los pacientes  cuando estaban lejos de sus seres o lugares amados, o a sus sentimientos de perdida cuando evocaban episodios gratos de su pasado que ya no estaban vigentes.

Para conformar esta expresión, nostalgia, utilizó los vocablos griegos νόστος nostos (regreso) y λγος algos (dolor), que significaba inicialmente pesadumbre por no poder regresar a los eventos  vivenciados.

El Diccionario de la lengua española -RAE- define nostalgia como “Sustantivo femenino. Tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida”.

Nostalgia La palabra en español procede del latín moderno «nostalgia», y este del griego «nóstos» 'regreso' y «-algía» '-algia' ('dolor').

La nostalgia es en su origen el dolor que produce no poder regresar a los acontecimientos que protagonizamos.

[“Neuralgia” (del latín moderno neuralgia, de neur- nervio, y algia, sufrimiento, dolor, y usado primero en el francés névralgie) hace referencia al “dolor intenso en las conducciones nerviosas].

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