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lunes, 18 de agosto de 2025

El servicio a otros, la empatía.

 


    SERVIR, CUIDAR, RESPONSABILIZARNOS.

 

Hugo Betancur 

 

Cuando enfocamos nuestra existencia en servir y cuidar el bienestar y el progreso de otros, nos caracterizamos como seres humanos más sanos, ecuánimes y benévolos, y logramos liberarnos de la servidumbre a nuestros egos y a su fantasiosa entronización de la importancia personal. El servicio y la asistencia a otros nos trae satisfacción y alegría y nos aviva el sentimiento de serles útiles y de solidarizarnos con sus dificultades y sus carencias.

Que pueda asumir su destino con los eventos, relaciones, tareas, cambios y aprendizajes que le corresponden es el reto esencial en la historia de cada uno de nosotros.

Como personajes “destinados” a cumplir nuestros roles representamos una personalidad que expresara un ego modesto y conciliador o un ego explosivo y beligerante.

Si nos apropiamos conscientemente  de nuestro destino, despejamos el primer obstáculo de nuestra mente que es el rechazo al personaje que vamos a interpretar.

 Simbólicamente, cada uno de nosotros tiene ante si el sendero de su destino que deberá recorrer y que alguna vez se cruzará o convergerá con los destinos de otros.

No recorreremos una avenida lineal y plana sino un itinerario tortuoso, con altibajos, con trayectos escabrosos y tristes alternados con tramos de bienestar y alegría.

Sin embargo, nuestros destinos tienen solo un guión inacabado de lo que puede suceder -podemos alterar los libretos mientras avanzamos en nuestras vivencias y vamos descubriendo en nuestro campo de acción las opciones elegibles según nos apropiamos de nuestras circunstancias y según afirmamos nuestros propósitos. Si nos quedamos pasmados, la vida nos va llevando a su antojo -tal como el viento deshoja los árboles secos en el campo o como la tempestad va tumbando los arboles que no tienen raíces sólidas o como una ladera de montaña se derrumba por efecto de las aguas subterráneas que socavan el suelo.

 Solo cuando asumimos nuestros roles conscientemente y nos ajustamos a los cambios y aprendizajes por realizar, nuestros destinos dejan de ser una compleja maquinaria de reloj que funciona previsiblemente según giran los engranajes y las ruedas dentadas sobre sus ejes como los ingenieros las diseñaron: decidimos entonces por nosotros mismos los movimientos y relaciones compatibles con nuestras mentes y con las tareas por hacer que darán sentido y trascendencia a nuestras fugaces historias.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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"Tú significas todo para mí..."




LAS  PAREJAS  IDEALIZADAS

 

Hugo Betancur

 

Las relaciones especiales que planeamos con otros son nuestro proyecto personalizado de satisfacción y éxito.

 

Nos enfocamos inicialmente en las cualidades supuestas que deben tener según nuestros requerimientos -o según lo que llamamos nuestras necesidades- y les asignamos unos comportamientos ideales que deberán seguir para acceder a nuestra aceptación.

 

Les imponemos unas condiciones y tendemos un cerco alrededor de ellos: para halagarnos, es preciso que se ajusten a las pautas que hemos definido como propicias, y que representen  los papeles que les hemos dispuesto, su libertad, y las características de su personalidad deberán ceñirse a nuestras expectativas.

 

Cuando consideramos que pueden saciar nuestras demandas, les damos nuestro beneplácito y les retribuimos algunas compensaciones por su obediencia.

 

Aunque todo lo planeado parezca suceder tal como lo concebimos o proyectamos, la felicidad no llega.

 

La presa atrapada, se aburrirá en su en su jaula y el cazador se cansará de mantener la guardia para ejercer su control.

 

Las relaciones especiales son solo programas del ego, ávido de posesiones y conquistas.

 

No es posible que pueda desempeñarse como nuestra pareja armoniosa alguien a quien hemos pretendido subyugar imponiéndole desde un principio una relación desigual.

 

De esas tramas armadas por el ego solo resultan a la larga conflictos interminables, frustración, desesperación y desesperanza, apegos dañinos y sufrimiento.

 

Si queremos compartir con otros como iguales, la consideración esencial es que nos relacionemos con lo que son y no con las imágenes ideales que les hemos configurado.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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domingo, 17 de agosto de 2025

Disociados: dispuestos al ataque o a la defensa.


                                                                  Auschwitz-Birkenau. Galería de la infamia. In memoriam a inmolados por psicópatas.

LA DISPOSICIÓN A ENOJARNOS

Y A MOSTRARNOS RESENTIDOS

 

Hugo Betancur 

 

Cuando asumimos una posición defensiva, consideramos que otra u otras personas han desplegado un comportamiento ofensivo contra nosotros.

 

Nuestra posición defensiva es una reacción ante palabras y acciones de otros, que subjetivamente interpretamos como injuriosas en nuestras relaciones cotidianas. En ocasiones, esas manifestaciones de enojo pueden ser reacciones respecto a personajes que no tratamos y que están ubicados en espacios no confluentes con los nuestros -tal vez ni siquiera hayamos interactuado con ellos; probablemente su acto no tenía una connotación denigrante. Sin embargo, lo que han hecho o han dicho -los cercanos y los lejanos- llega a nosotros como una ofensa o como un ataque.

 

La relación con los sucesos y los personajes implicados tiene características adversas en ese momento para nosotros. A veces nos sentimos tan conmocionados o “heridos” que replicamos iracundos y desafiantes o dolidos y autocompasivos.

 

Entonces aplicamos esas palabras y acciones de otros como enfiladas contra nosotros; las atrapamos al vuelo y las utilizamos tendenciosamente para sacar a relucir nuestros conflictos no resueltos. Esas manifestaciones verbales o conceptuales y esos hechos tocan hilos ocultos de nuestra historia y de nuestra personalidad, por lo que arremetemos con movimientos psicológicos de oposición desde nuestras mentes: con reacciones airadas explosivas y sentidas o con replegamientos resentidos y silenciosos que acumulan un potencial de respuesta violenta que vendrá después.

 

¿QUÉ O QUIÉN SE SIENTE HERIDO O RESENTIDO?

 

Nuestra representación mental para la situación es desmesurada y no tiene coherencia con lo acaecido. Como dice ahora la gente joven, nos metemos en una película que nosotros mismos hemos creado. Y obviamente, es preciso arrancar las raíces profundas que nos han dejado plantados en ese terreno árido y seco de las vivencias turbias. Mientras persistan, volveremos una y otra vez a experimentar crisis parecidas, en un circuito reverberante, tan patéticos como los perros que dan vueltas –también una y otra vez- tratando sin éxito de morder su propia cola.

 

Decimos a veces refiriéndonos a una situación particular que “tocó las fibras más profundas de mi ser” para sugerir que algo fue muy conmovedor o muy emocionante. La locución “tocar hilos” es más amplia; puede ser un simbolismo para aludir a que la circunstancia llegó como una impresión a la memoria neuronal en el cerebro –las células nerviosas- donde guardamos lo vivido y el significado que le dimos (grato o ingrato, dañino o benéfico, útil o perjudicial). Inicialmente percibimos algo; luego conformamos una impresión de ese evento, que proviene de nuestra propia base de datos; después elaboramos una respuesta.

 

Quizá la locución mover los hilos sea un símil de la representación con marionetas en un retablo: el titiritero permanece oculto en la penumbra o tras bambalinas mientras mueve los hilos de sus muñecos que cobran vida por la acción de sus manos y de su voz falseada con tonos agudos o graves. Cuando él manipula la tablilla de comando, su movimiento es trasmitido a partes del muñeco a través de los hilos para correr la pantomima (a veces su artesanía es tan sofisticada que puede modificar las expresiones de los rostros).

[Podemos ver como símiles en youtube los siguientes videoclips de marionetas]:

 

Marionette Show - Decadence

https://www.youtube.com/watch?v=Tn5pc5Ucgqc


Marioneta

https://www.youtube.com/watch?v=74y8qfdXH54

 

En muchas circunstancias de la vida nos sentimos afectados por otros. Podemos adaptarnos a la condición de víctimas según las características de la relación experimentada porque las acciones de otros nos causan daños físicos o psicológicos y eso es evidente. Hay una causa y un efecto.

 

Una vez que pasó el suceso lo clasificamos o identificamos como una experiencia negativa que tendemos a evitar o a rechazar. Es un comportamiento humano normal.

 

Sin embargo, podemos realizar un aprendizaje basado en un entendimiento y comprensión de esas situaciones vividas que representan una carga de conflicto y sufrimiento para nosotros. Si no lo hacemos, seguimos atados al pasado y las escenas quedan fijadas, estancadas, en nuestra memoria.

 

La expresión “ponerse en los zapatos de otro” es una metáfora conveniente para disponernos a comprender lo que impulsó a otros a actuar como lo hicieron produciendo el resultado de afectarnos y causarnos daño. El momentum de su personalidad y el momentum de la relación con nosotros los impulsaron a obrar así. Podemos concluir, utilizando la frase lapidaria de los historiadores, que “todas las condiciones estaban dadas” y que lo sucedido era inevitable para ellos y nosotros.

 

Claro, me refiero al enfoque sobre lo que ya pasó.

 

Si somos serios y queremos establecer nuestra paz, podemos reparar la situación experimentada con una generosa comprensión liberadora. Si lo que queremos es mostrar al mundo nuestra desolación, podemos conservar la situación tan destructiva como lo fue para nosotros (y quizá más dramática). Lo primero nos permite fluir. Lo segundo nos limita y nos restringe a seguir representando el papel de víctimas -lo que antes fue una interpretación adecuada para la experiencia atravesada pero que ahora se nos vuelve una función subyugante y engorrosa.

 

Día a día podemos trascender esas circunstancias onerosas para poder integrarnos al curso de la vida con una mentalidad optimista. La sanación de nuestras heridas psicológicas responde a nuestros propósitos de superación y de cambio. Si no lo hacemos, la relación cumplida donde experimentamos ese amargo papel de víctimas se extiende en el tiempo y nos sigue causando desasosiego, y quienes nos confronten con las imágenes que mantenemos se verán abocados a nuestra furia o a nuestra reacción defensiva impetuosa e inapropiada.

 

Hugo Betancur (Colombia)

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domingo, 3 de agosto de 2025

Acciones para liberar las culpas que hemos establecido



CÓMO LIBERARNOS DE NUESTROS YUGOS MENTALES


Hugo Betancur

 

Meditación para sanar y apaciguar nuestras mentes


1. Sentados o acostados, nos apartamos un momento de nuestras actividades habituales y entramos en un estado de quietud y de silencio.

Cerramos los ojos y respiramos profundamente: inhalamos el aire llenando nuestros pulmones lentamente, lo que permite que el abdomen descienda y sobresalga; luego exhalamos el aire también sin prisa, permitiendo que el abdomen se repliegue hacia adentro.

Percibimos atentamente ese movimiento del aire que entra al cuerpo cargado con la energía de la vida y que retorna al espacio cargado con nuestra energía.

Experimentamos la expansión y la contracción como una continuidad de nuestro proceso de existencia como seres humanos.

2. Observamos en nuestra mente las distracciones que consumen nuestra creatividad y nuestras vidas y las dejamos pasar.

Contemplamos nuestros pensamientos e imágenes como espectadores mudos, sin asumir juicios ni justificaciones, sin culparnos y sin culpar a otros por eventos sucedidos que nos llegan como recuerdos: no es necesario ni útil que los asociemos con emociones de malestar ni de adversidad; lo que hicimos y lo que otros hicieron correspondió a la historia compartida, y ocurrió como fue posible. Cada árbol sólo puede dar sus frutos. 

Si mantenemos las vivencias ingratas en nuestros pensamientos tal como las interpretamos en su momento nos cargamos de amargura y confusión.

3. Enfocamos nuestras mentes en la tolerancia y el perdón sobre lo que condenamos o atacamos –no son gratas ni útiles las impresiones sombrías que conformamos sobre las situaciones atravesadas; además, podernos darnos cuenta que nosotros y los demás seres humanos implicadas somos susceptibles a los cambios propiciados por esas experiencias de relación.

Perdonar significa deshacer. La responsabilidad de esa acción recae sobre quien emitió el juicio y determino las culpas.

Cuando decidimos perdonar, nos liberamos de las venganzas y de los resentimientos, de la hostilidad y de la auto compasión.

El perdón es una expiación, una auto liberación de las culpas que nosotros mismos establecimos.

La expiación es una reparación, una restauración, una restitución de la mentalidad comprensiva –la mentalidad  justa y adecuada.

Somos los jueces que al dar un veredicto sobre aquellos a quienes condenamos nos enlazamos a sus vidas. Ahora podemos decidir nuestra libertad con un veredicto de absolución: ¡No son culpables! Rehusamos los cargos atribuidos –las cargas- y nos declaramos no competentes para juzgar. Sólo asumimos nuestra responsabilidad sobre lo experimentado y dejamos que otros asuman la suya.

4. Disponemos nuestras mentes hacia la paz. Nos liberamos de los aspectos conflictivos y negativos –de negación y de pugna- que habíamos adoptado de la dualidad  y acogemos los  aspectos integradores y positivos –de aceptación y entendimiento.

La elección de  la paz es un cambio en nuestras vidas que nos permite desatarnos de nuestros  yugos y reconciliarnos con los demás. Y es una decisión que proviene de un estado de consciencia en que ejercemos nuestra autonomía y nuestra inteligencia. No son seguros los campos de batalla para quienes se ven como enemigos y que entran allí con el propósito de atacarse y aniquilarse mutuamente.


Hugo Betancur (Colombia)

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miércoles, 30 de julio de 2025

"De todas estas ilusiones, ¿cuál es verdad?"

                                                                                                                       Fotografía por Diana Valderrama.

LAS ILUSIONES DE AMOR

Hugo Betancur

 

Las ilusiones de amor son solo ilusiones. Una ilusión es una "esperanza que carece de fundamento en la realidad. Ejemplo: 'no te hagas ilusiones'." También ha sido definida una ilusión como 'espejismo, ensueño, delirio, ficción, alucinación, fantasía, quimera, utopía, ideal'." (Diccionario Word Reference.com)

Todas las ilusiones son imágenes que formamos en nuestras mentes. Tienen para cada uno de nosotros un significado y algún grado de importancia, mínimo o superlativo. Muchas veces hacemos crecer estas ilusiones demasiado y se vuelven obsesivas para nosotros, de alguna manera nos esclavizan y nos confunden porque son sólo ilusiones: no son posibles en la realidad que vivimos.

Las ilusiones de amor aparecen en nuestras mentes desde etapas muy precoces de nuestros procesos de vida. A medida que vamos descubriendo el mundo en la socialización temprana creamos expectativas y proyectos personales que vamos conformando como exigencias a quienes nos rodean.

Son comunes los comportamientos tiránicos de muchos niños para tratar de obligar a los adultos, o a otros niños, a someterse a sus demandas. Esos niños se muestran caprichosos, explosivos y agresivos en su intento de dominar a las personas que pueden satisfacerlos. Muchos adultos siguen asumiendo estrategias de manipulación similares.

"Si haces lo que te pido, puedo amarte y aceptarte, sino voy a odiarte", "me siento rabioso o rabiosa por lo que me hiciste", parecen expresar estos niños –y lo expresan también los adultos que no han madurado- en su interacción con sus allegados. La petición que hacen para instituir ese amor artificioso es tajante: "Yo quiero, yo espero, a mí me gusta…".

Las dos condiciones óptimas del amor son:

1. Quien ama es no egoísta: actúa generosa y espontáneamente sin condicionar una utilidad que otros pudieran pagarle por su acción.

2. Quien ama es prodigador: se sale de sí mismo, de su ensimismamiento, para ofrecer bienestar a otro o a otros. Ama porque es su disposición y su libertad hacerlo. No espera resultados como retribución.

Los seres humanos que dicen amar si son agradados o sustentados por otros -cuando les cumplen sus órdenes o sus requisitos-, van a reaccionar conflictivamente cuando descubren o perciben cambios en sus relaciones que no colman sus expectativas. Habitualmente sus parejas les proveen de algo que representa satisfacción y complacencia. Si esos elementos faltan, el equilibrio entre los dos es afectado por una carencia o una necesidad que no es saciada.

En las relaciones de pareja mantenidas por esos tributos placenteros, el proyecto de vida trazado para el otro será percibido como exitoso mientras él o ella parezcan acomodarse y cumplir los roles que les han sido asignados. En esos momentos en que los intereses establecidos son desatendidos, o cuando faltan los recursos económicos o las posesiones como incentivo, o cuando el otro pierde atributos que lo hacían muy atractivo, serán evidentes las circunstancias que calificamos como desilusiones de amor o desengaños.

El cónyuge afectado por estos cambios experimenta esta condición como una pérdida y tiende a caer en una situación conflictiva o en un drama de fracaso y frustración. Pierde la armonía aparente que le permitía mostrar alguna seguridad y suficiencia ante los demás y sufre porque la vida le presenta un panorama confuso que no estaba preparado para enfrentar.

Este momento es para él o ella un estado de crisis. Posiblemente se vea impulsado o impulsada a justificar, explicar, acusar, culpar, rechazar, huir. Quizá se sienta obligado u obligada a utilizar recursos psicológicos que simulen una imagen propia de sus comportamientos muy positiva y fuerte mientras carga a otros con la responsabilidad de su desolación.

Es el instante o el tiempo en que descubre que lo que vivía no era una historia de amor sino una ilusión de amor. Posiblemente atraviese un estado de sufrimiento. Tal vez sienta dolor por su entendimiento o su percepción de que la situación o la relación escapa a su control.

Entonces tiene dos opciones diferentes:

1. Acción integradora. Hacer cambios en su sistema de creencias y en sus actitudes para lograr un estado de entendimiento no utilitarista ni fantasioso que le traiga paz. O puede decidir la separación de su pareja, deshacer el yugo establecido en un acto liberador y entendiendo que no fue adecuado pretender subyugar a la otra o al otro imponiéndole funciones porque es fundamental el respeto al libre albedrío –no subyugar la libertad de otros ni someterse a ellos negando la propia libertad-. Es inteligente y adecuado entender que todo lo que haya sucedido en la relación correspondía a la interacción cumplida, con sus causas inevitables anteriores y sus efectos apropiados.

2. Acción desintegradora. Juzgar que su contraparte tuvo alguna culpa o responsabilidad que llevó la relación al estado desastroso en que se encuentra. Justificar la propia participación como la más ejemplar y altruista. Condenar duramente a su pareja y buscar cómplices que apoyen los argumentos de quien se retrata como lastimado o lastimada y que den testimonio de su bondad indiscutible. Como consecuencia, él o ella, deberá asumir un drama de víctima que atraiga la compasión y la conmiseración de sus allegados y parientes. Probablemente se refugie en alguna condición de vulnerabilidad, enfermedad o depresión que le sirva para mostrarle al mundo sus heridas y las duras pruebas que ha debido pasar. Su paz y su bienestar serán afectados por esta elección.

El amor no requiere estas complicadas tramas de rechazo y evasión, que son propias de los sentimientos de desamor o desafecto, con su ambigüedad y sus fluctuaciones. El amor es una realidad y la vida simplemente lo preserva superando y comprendiendo los contrastes y las distorsiones que encuentra a su paso. Se planta tan sólido y fuerte como la semillita de mostaza ante cualquier reto que deba enfrentar en su crecimiento.

Solo después de la tormenta sabemos que tan firmemente construida estaba nuestra casa.

Hugo Betancur (Colombia)

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[Extractos de UN CURSO DE MILAGROS:

1. Cómo llevar las fantasías ante la verdad

“1. …8Las fantasías cambian la realidad. 9Ese es su propósito. 10En realidad no lo pueden hacer, pero sí pueden hacerlo en la mente que quiere que la realidad sea diferente”.

“2. Tu deseo de cambiar la realidad es, por lo tanto, lo único que es temible, pues al desear que la realidad cambie crees que tu deseo se ha cumplido. 2En cierto sentido, esta extraña perspectiva da testimonio de tu poder. 3Mas cuando lo distorsionas y lo utili­zas en favor del "mal", haces también que sea algo irreal para ti. 4No puedes serle fiel a dos amos que te piden cosas contradicto­rias. 5Lo que usas en beneficio de las fantasías, se lo niegas a la verdad. 6Mas lo que le entregas a la verdad para que ésta lo use en tu beneficio, se encuentra a salvo de las fantasías”.

“LA CURACIÓN DEL SUEÑO

“IV. La callada respuesta

“4. Todas las preguntas que se hacen en este mundo no son real­mente preguntas, sino tan sólo una manera de ver las cosas. …4El mundo tan sólo hace una pregunta 5y es ésta: "De todas estas ilusiones, ¿cuál es verdad? 6¿Cuáles inspiran paz y ofrecen dicha? 7¿Y cuáles pueden ayudarte a escapar de todo el dolor del que este mundo se compone?"]

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