
Fotografía por DIANA VALDERRAMARE-VISIONES
Hugo Betancur
Emprendamos a diario el ejercicio de sacar
a la luz lo que hemos acumulado en nuestras mentes -experiencias, vivencias,
impresiones.
Hemos guardado situaciones y eventos de
nuestras existencias tal como los interpretamos o percibimos cuando ocurrieron.
Podemos traerlos al presente clasificándolos con colores según el significado
que les dimos: negro para lo adverso, morado para lo luctuoso, amarillo para lo
alegre o festivo, gris para lo que nos causó depresión o conflictos, verde para
lo que nos animó o nos pareció optimista, azul para lo que nos ofreció
perspectivas de aprendizaje y de progreso, rojo para lo que nos suscitó
emociones contradictorias, y finalmente blanco para aquello que ya hemos
comprendido y sanado.
Para hacer ese ejercicio de rememorar en
palabras abundantes fragmentos de nuestra existencia, resumimos esos recuerdos
que nos llegan en frases cortas que escribimos en una hoja blanca, y los
registramos sobre el papel, dispersos, desordenados y distanciados como los
árboles que crecieron al azar en el campo en un terreno despejado
-no continuos a lo largo de líneas horizontales ni apilados de arriba hacia
abajo como en una plana de la escuela sino apartados-. Luego
encerramos las frases con círculos o cuadrados que trazamos con los colores con
que las adjetivamos.
Revisamos nuestras calificaciones para esa
maraña de sucesos vivenciados, que tal vez correspondan a nuestros antiguos
juicios personalizados, a la visión de participantes con que contemplamos y
registramos esos eventos guardados como imágenes según las condiciones de
nuestras mentes de entonces.
Asumamos este ejercicio progresivo de
revisar todo ese cumulo de circunstancias observando con atención consciente en
el ahora todos esos episodios inexplorados de nuestro historial.
¿Podemos cambiar los colores del marco de nuestras frases, o tal vez dejarlos con el fondo blanco de la hoja de papel evidenciando que ya hemos resuelto lo que las palabras describen?
¿Podemos cambiar nuestros enfoques ahora
que ya todos esos episodios pertenecen al pasado? ¿Podemos interpretarlos de
manera distinta adaptándolos a nuestras experiencias y cambios? ¿O decidimos
dejarlos fijados, fosilizados, embalsamados, rotulados a la manera que lo hacen
los archiveros de los museos o los anticuarios porque nuestros juicios mentales
se estancaron en la vieja percepción?
Podemos aprender de la naturaleza sobre
acogernos a las transiciones y a los ciclos ecológicos de cambio y restauración
luego de las catástrofes y regímenes de perturbación que atraviesa.
Todas las crisis psicológicas que afrontamos
y las vivencias gratas que atesoramos corresponden a nuestro destino. Nuestras
relaciones y los escenarios en que participamos son los apropiados para
nosotros.
¿Tiene alguna utilidad o beneficio que
mantengamos nuestras visiones conflictivas y nuestra negatividad respecto a las
interacciones ya cumplidas de nuestros efímeros personajes?
Hugo Betancur (Colombia)
____________________________________
Otras ideas de vida en:
http://ideas-de-vida.blogspot.com/
http://pazenlasmentes.blogspot.com/
http://es.scribd.com/hugo_betancur_3
Este Blog:
http://hugobetancur.blogspot.com/