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jueves, 2 de abril de 2020

¿ADAPTACION Y CAMBIO O VIDA EN MODO AUTOMATA?

                                                                                                             Fotografia por Hugo Betancur

¿ADAPTACIÓN Y CAMBIO?

¿O VIDA EN MODO AUTOMATA -DE REACCIONES CONDICIONADAS, FRAGILIDAD, EXCLUSIÓN?


Hugo Betancur

 

La invención y la producción humana de máquinas para realizar tareas nos trajo el progreso industrial y científico. Estos aparatos de piezas ensambladas construidas con diversos materiales y conectados con fuentes de energía funcionan como autómatas; operan gracias al movimiento y ejecutan trabajos. Todos sus procesos de desplazamientos, giros, aplicación de fuerza, fueron ideados por el ingenio humano.

Nuestra historia primitiva fue erigida con acciones elementales y utensilios rústicos -con nuestros cuerpos posiblemente toscos y caracterizados por frentes prominentes, manos callosas, uñas gruesas, pies grandes, espaldas encorvadas.

Evolucionamos lenta y progresivamente a humanos civilizados y erguidos a través del conocimiento y de la experimentación. Nuestros aprendizajes nos catapultaron desde existencias simples basadas en la supervivencia hasta existencias complejas donde nos incorporamos a sociedades también complejas, competitivas, truculentas, empeñados en descubrir nuestros destinos y en fluir con nuestros dilemas.

¿Nos relacionamos como personajes discordantes, ansiosos, desapacibles, con modelos mentales de conquista y avasallamiento, en confrontaciones con resultados predecibles y con una alternancia de los ataques y las tretas, como autómatas desplegando nuestras fuerzas? ¿O nos relacionamos con actitudes sanas de bienestar e integración, conteniendo nuestra reactividad y expresando nuestra paz?

En el modo de autómatas, la existencia se convierte en un campo de batalla donde hay heridos, lisiados, mutilados; o tal vez en un hospital lleno de enfermos postrados transitoriamente en su lechos; o en una clínica psiquiátrica donde los pacientes cabecean y miran al vacío, ciegos y sordos al mundo que los rodea; o tal vez en granjas y enormes fabricas donde los trabajadores agotan sus fuerzas y se consumen; o tal vez en grandes hoteles o despachos o casonas o apartamentos lujosos donde los triunfadores engordan, presumen y derrochan el dinero que otros han producido para ellos. En el modo autómatas, quizá hasta sea una mezcla de todo lo anterior la existencia.

En el modo de seres humanos pacíficos, reflexivos y conscientes de las consecuencias de nuestros actos los campos de batalla desaparecen y los adversarios aplacan sus ímpetus.

Nuestra relación con el conjunto de la vida requiere que nos adaptemos a los entornos y sociedades donde cumplimos nuestros roles y nuestros aprendizajes, o que nos liberemos de esos ambientes si nos sentimos desacoplados e inconformes.

Si encajamos en esos espacios e interacciones nos consideramos o nos consideran adaptados.

Si desentonamos o entramos en conflicto con los otros participantes, nos consideramos o nos consideran inadaptados. Se nos presenta la opción de hacer cambios en nuestros modelos mentales o en nuestras creencias para podernos acoplar. Sin embargo, quizá no sea posible esa adaptación o los cambios que la propiciarían cuando las condiciones de los personajes y de los lugares son incongruentes con nuestros principios, nuestra formación y los valores humanos que profesamos o preconizamos

Cuando rechazamos esos escenarios y personajes y no logramos ajustarnos, migramos hacia lugares o nichos en que esperamos armonizar con otros y realizar nuestras ocupaciones sin trabas. Esto puede ser un escape infructuoso si descubrimos en las nuevas relaciones que tampoco logramos adaptarnos porque otra vez encontramos un ambiente discordante; puede ocurrir, también, que nuestras mentes hayan levantado una barrera que impide la adaptación porque damos más primacía a nuestra importancia personal y a nuestros intereses que a la asociación con otros.

Posiblemente la evolución humana haya sido establecida en cuatro soportes: experimentación, aprendizaje, adaptación y cambio. Todos estos procesos han sido interdependientes y crecientes.

Los cambios son consecutivos a la intención y a la consciencia sobre nuestros requerimientos o los de otros y sobre las circunstancias en que coincidimos, son guiados por una motivación particular o grupal.

La adaptación es congruente con la conformidad y disposición del personaje que representamos. Es subjetiva, aunque está incentivada por motivaciones utilitarias y de ganancia o por una inteligente actitud de relacionarnos armoniosa y amigablemente; cualquiera de las dos posiciones dependerá de la mentalidad de los protagonistas.

La evolución humana quizá tenga como objetivo principal descubrir que hay tras el velo de las apariencias, de las tramas, de las creencias, de lo desconocido. En suma, nuestra evolución como humanos deberá llevarnos a la sabiduría de deshacer las ilusiones comprendiendo como han sido conformadas y a superar los ciclos de aniquilación y destrucción dispuestos a lo largo de nuestra historia por los depredadores y sus huestes ejecutoras y robóticas.

La instauración de la paz en nuestras mentes y nuestras sociedades es probablemente el “santo grial” que puede servir como único fundamento para nuestra experimentación positiva, nuestros aprendizajes coherentes, y las adaptaciones y cambios propiciadores del bienestar y la libertad en nuestro mundo.

Hugo Betancur (Colombia)

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1 comentario:

Unknown dijo...

Hugo
Mil gracias, tu escrito me ayuda a reflexionar sobre la complejidad que es inherente a nuestra forma de existir y como habitamos en este mundo