LA
FELICIDAD QUE PODEMOS SER
O LA
INFELICIDAD QUE NOS OPACA
Hugo
Betancur
La
felicidad es elección, realización y expresión de cada uno. Está presente o no
está. Hay ricos infelices, seres humanos con atractiva belleza física
infelices, seres humanos "muy inteligentes" infelices, seres humanos
con grandes avances académicos infelices. Hay seres humanos poseedores de
demasiadas cosas sofisticadas y magnificas infelices.
Hay seres
humanos que manifiestan ser infelices, aunque tienen el privilegio de ser
amados por otros seres humanos excepcionales que los acogen y les prodigan sus
cuidados y atenciones. ¿Qué les falta a esos seres humanos que dicen o expresan
que son infelices? Quizá les falta gratitud hacia la vida; tal vez les falta
aceptación de sí mismos y de los demás; posiblemente desdeñan los dones y
presentes que les han sido dados, es posible que no hayan podido lograr un
anclaje a lugares o ambientes donde puedan sentir el prodigio de amar, de ser
amados, de sorprenderse a sí mismos y de conmoverse ante la exultante energía y
belleza de la vida.
La
felicidad es una visión; también una elección y una disposición a disfrutar,
admirar, valorar y acercarnos con nuestras acciones a otros en una coreografía
de alegría y afecto.
"El
destino de cada ser humano es su destino, la vida es una ilusión", nos
enseñaron los filósofos de la India. El Genio de la lámpara es nuestra alma
cuando nos ponemos a la tarea de cambiarnos a nosotros mismos para realizar ese
propósito de ser felices mientras va pasando esta experiencia y aventura que
llamamos vida. Y liberamos a ese Genio cuando abrimos nuestras mentes a la
comprensión y a la aceptación de todo lo que es.
Permitamos que todo suceda según su dinámica y
condiciones propias. Liberémonos de la obligatoriedad de los actos y
comportamientos que exigimos a los demás y de la importancia personal con que
asumimos la vida calificándola como una lucha cotidiana.
Cada uno de
nosotros tiene la posibilidad de elegir cuáles sean sus acciones, relaciones y
respuestas a la interacción con el entorno y con otros seres humanos.
Nosotros
somos los otros -nos otros-. Cada uno de nosotros tenemos una mentalidad para
evaluar o analizar los eventos de la vida. Si en esa mentalidad predominan los
dogmas y las creencias sobre qué pueda ser aceptado y qué deba ser rechazado,
nuestra actitud ante la existencia será de jueces. Nos erigiremos como
guardianes de tradiciones, normas y acciones, pretendiendo decidir qué sea
“bueno” y qué sea “malo”, quien deba ser aprobado y quien deba ser reprobado.
En los que
somos y hacemos, en todo momento hay una personalidad expresándose y
manifestando la precaria condición egoísta demandante y parásita o la altruista
condición humanista cooperadora y dadivosa. ¿Cuál condición elegimos asumir?
Hugo
Betancur (Colombia)
Otras ideas de vida en:
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