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| Fotografía por Diana Valderrama. |
¿GARANTIAS DE PERDURABILIDAD?
Hugo Betancur
Las relaciones de pareja que ideamos raramente tienen la libertad como
fundamento. Las anhelamos desde nuestras expectativas de complacencia, nuestros
planes, nuestros requisitos, y desestimamos la libertad de quien seleccionamos
y nuestra libertad.
Rutinariamente proyectamos nuestras relaciones por conformar como
ficciones o sueños y no como realidades posibles que dos seres humanos
independientes y distintos podrían establecer.
Las concebimos como relaciones utilitarias en las que otros deberán
desempeñar funciones y comportamientos provechosos para nosotros.
Posiblemente esa codiciada conveniencia y los roles que cada uno asigna
a la otra parte sean de obligatorio cumplimiento.
Ese nexo afectivo de dos mentalidades diferentes se torna conflictivo
cuando lo esperado no sucede y la inconformidad y la frustración surgen de
pronto con ímpetu para deshacer la relación especial instaurada que carecía de
libertad y de amor.
Los gurús de la ilusión pregonan la visualización como instrumento de
realización y éxito futuro para sus adeptos y creyentes. Consideran fundamental
y suficiente el instrumento de la imaginación para alcanzar los sueños y los
planes de cada uno -quizá la pareja ideal, la adquisición de los bienes
materiales ansiados, la aclamación familiar o social, el liderazgo profesional,
y en una instancia mayor y más esquiva la conquista de la felicidad.
Afirman que la práctica de pensamientos positivos constantes y
fervientes tiene el mismo poder de una varita mágica en la mano de
un hechicero para modificar la realidad y traspasar el umbral hacia cualquiera
de las glorias, poderes y conquistas de este mundo.
En cuanto a la pareja perfecta esta visualización tiene el mismo
contexto del “príncipe azul” y de la “princesa rosa” de los cuentos: son solo
imágenes fantásticas.
Cuando nos fijamos unas búsquedas y unos objetivos determinados hacemos
una definición de sus cualidades y condiciones, lo que excluye como aceptables
situaciones y logros que no correspondan a nuestras previsiones –enajenamos
nuestras mentes para perseguir nuestras quimeras.
Sin embargo, la vida solo concede nuestros deseos y aprovisionamiento si
están contemplados en la armazón de nuestro destino –imaginemos este
razonamiento asimilándolo a un rompecabezas o puzle de piezas troqueladas y
coloridas con sus salientes y valles que deben encajar con precisión al
colocarlas y donde las piezas de otras figuras no tienen cabida.
Hay unos requisitos básicos para que podamos acceder al cumplimiento de
muchos ideales, planes y proyectos.
Lo que pretendamos alcanzar está limitado a nuestras opciones, a las
condiciones temporales y a nuestros talentos y méritos.
Alguna visualización arbitraria que pretenda modificar las acciones de
otros parece tan arrevesada como la labor de un agricultor que remueve y abona
la tierra alrededor de un árbol seco, de ramas quebradizas y corteza agrietada,
que ya no sombrea ni da abrigo a los pájaros –sus acciones no le devolverán al
tronco la vitalidad gastada ni alterarán sus ciclos naturales.
Las situaciones que vivimos tienen también sus atributos de actualidad*
o de obsolescencia –ocurren en tiempo presente y transcurren disipándose en el
pasado.
Y las relaciones de pareja como todos los eventos humanos están ligadas
a las personalidades, egos y psiquis de cada uno, lo que las hace
imprevisibles, impermantentes, cambiantes, con su perdurabilidad reducida a los
propósitos y vulnerabilidad de los participantes.
Hugo
Betancur (Colombia)
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*CONSIDERACION: Planteo esto de la actualidad en las relaciones de pareja cotejándolo con los programas instalados en nuestro PC –computador personal. Los fragmentos que adicionan a los softwares como "Actualizaciones" son útiles y permiten la ejecución de una funcionalidad y reciprocidad adecuadas.
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