Fotografía por Elízabeth Betancur
CAMBIAR O
NO CAMBIAR,
ESE ES EL
DILEMA.
Hugo
Betancur
No podemos cambiar el curso del viento sin poner una sólida barrera que
lo contenga y lo desvíe hacia donde queremos. No podemos evitar que la lluvia
caiga, a su modo, con su ruido y su ritmo -solo podemos guarecernos o permitir
que nos empape. No podemos apagar el sol, candente o tibio sobre nuestra piel.
No podemos impedir, que la noche vaya sombreando las cosas hasta cubrirlas con
su manto oscuro que solo la luz que ilumine puede descorrer. No podemos
retornar al tiempo ido ni a los sucesos pasados que ya son solo retazos de
historia, para intentar rehacerlos. No podemos deshacer nuestras actuaciones
como virtuosos o decadentes personajes recitando nuestros monólogos y
personificando nuestros dramas y tragedias -una vez terminada la función los
actores se retiran y empieza a correr después un espectáculo distinto donde
quizá tengamos un papel protagónico o secundario loable según la trama
preparada.
Los cambios que podamos hacer solo son posibles para nosotros en el
presente, si tenemos la opción de reparar o corregir nuestros errores en las
acciones y relaciones, o si podemos cambiar el enfoque de nuestras mentes hacia
la percepción correcta -el discernimiento de que todas las circunstancias
tienen sus causas previas inmodificables y sus consecuencias posteriores que
algunas veces no nos es posible enmendar para nuestro bienestar o el de otros.
El futuro está siempre lejos, siempre inalcanzable, y los vivientes disponemos
solo del presente para nuestras acciones y realizaciones.
Vuelan los pájaros sobre la vegetación y se van. A veces vuelven y
pintorrean el aire con sus plumas que dan visos a la luz. Se posan en las ramas
y cantan, silban, gorjean, trinan. No se quedan porque son aves de paso.
Surgen las flores de los tallos y sobre los cálices se explayan los
pétalos con sus tonalidades de colores exuberantes que se marchitarán en unos
días. Caen las hojas de los árboles y el viento cruza libremente entre sus
ramas desnudas
Calienta el verano que luego será reemplazado por el invierno gris y
frío en los países de dos estaciones.
Puede suceder que parejas optimistas y joviales dejen de serlo y se
tornen disonantes y conflictivas, como adversarios que confrontan sus fuerzas;
o puede suceder que seres humanos distintos emprendan relaciones de cordialidad
y servicio mutuo que logren vencer los imperativos de sus egos.
Cambian nuestros cuerpos cuando envejecemos menguando su vigor y quizá
nuestras mentes puedan cambiar también mejorando su entendimiento de lo que
llamamos realidad y desligándose de las culpas y de las condenas por lo que
fue.
El horizonte aparece por días amarillento y rojizo al atardecer,
acogedor a nuestra vista, y otros días aparece plomizo y desolador
Lo de nosotros es pasar, cambiando según nuestras experiencias y
aprendizajes y celebrando la vida si es nuestra ventura, o rehusando cambiar
con nuestras mentes fijas en un fracaso imaginado o en un sufrimiento
reverenciado si es nuestro infortunio.
Fluir y resolver son acciones apremiantes cuando las circunstancias nos
doblegan, si las hacemos prontamente nos deshacemos de su lastre y nos
desenganchamos de los conflictos.
Hugo
Betancur (Colombia)
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“To be or
not to be” (Ser o no ser...() es la primera línea de un soliloquio de la obra
de William Shakespeare, Hamlet, en el acto tercero, escena primera. Esta frase
la ejemplificamos como una manifestación momentánea de incertidumbre y
confusión mental que alguien puede padecer.
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