LO QUE FUE
Hugo
Betancur
La vida es
una continuidad de momentos -podemos imaginar la sucesión de las acciones de
cada día minuto a minuto, o nuestros pasos avanzando, o el alejamiento de
quienes se van y el acercamiento de quienes llegan -a veces también la ausencia
de nuestros allegados, aunque estén presentes en los espacios físicos cercanos.
Experimentamos cada episodio y cada vivencia según las circunstancias posibles
y según la idiosincrasia de los participantes en las escenas que van pasando.
Cada
personaje representa su papel a su manera y acogiéndose al libreto de su mente.
Del acoplamiento de la personalidad y de las creencias propias de cada uno
surge el ego. Desde la cuna se va conformando con un conjunto de rasgos que van
definiendo su prominencia soberbia o su modesta existencia.
El ego es
una manifestación de la mentalidad de cada uno y de su condición singular, por
lo que es habitual escuchar expresiones que fijan a los personajes en una
identidad autoproclamada: "Yo soy así", "Es lo que yo
pienso".
Hay
personajes que son fustigados por un ego descomunal, desbordado, demandante, lo
que los lleva a comportarse como "conquistadores", o como
"amos", imponiendo su conveniencia o su provecho, o sus intereses, en
las relaciones -o al menos tratando de imponerlos. Este ego es disociador:
incita conflictos frecuentes y desavenencias con sus ambiciones de saciedad y
obediencia.
En las
relaciones afectivas, o en la relaciones de pareja, donde alguien impera sobre
otros, se establece una disparidad, un desequilibrio, que propicia conflictos y
que impide la integración -comunicación amable, atención, alegría y
satisfacción.
Posiblemente
la vida no nos provea nuestros requerimientos estrictos: "Esto debe ser
así", "Esto debió ser así", "Esto deberá ser
así". Los factores humanos, los eventos adversos, los obstáculos, la
impermanencia, lo imprevisible, imposibilitan la realización de nuestros
planes.
Es vana e
infructuosa nuestra pretensión de deshacer el pasado; es igualmente estéril el
hábito morboso de traer al presente el inventario de nuestras desgracias
atribuyendo culpas a otros y cargando con el sufrimiento que nos evocan.
Los ideales
sobre las personas raramente se cumplen porque como personajes estamos
limitados a nuestra personalidad -temperamento, carácter, comportamientos- y a
nuestro ego particular. Cuando comprendemos esto, podemos deshacer las
relaciones tortuosas sin cargarnos de culpas y sin cargar de culpas a otros. El
entendimiento básico es "aceptar lo que es", "aceptar lo que
fue", aceptar que cada ser humano está atado a los caprichos de su ego, a
los ímpetus de su personalidad, a la mentalidad de cada momento.
Los seres
humanos egocéntricos protagonizan sus historias solitarios, aislados,
indiferentes, marginados. La liberación de nuestros yugos
posiblemente provenga de que logremos trascender nuestros ego limitantes y
limitados, y que podamos instituir como fundamental la relación respetuosa y
solidaria con los demás en el presente, el espacio donde podemos comprender,
cambiar, construir: solo esas acciones nos aproximan a un estado de paz y de
benevolencia, lo más parecido a la esquiva felicidad que podemos descubrir.
Hugo
Betancur (Colombia)
_______________________________________________
Otras
ideas de vida en:
http://ideas-de-vida.blogspot.com/
http://pazenlasmentes.blogspot.com/
http://es.scribd.com/hugo_betancur_2
http://es.scribd.com/hugo_betancur_3
Este
Blog:
http://hugobetancur.blogspot.com/
1 comentario:
Muy interesante, pero muy largo.
Publicar un comentario