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lunes, 26 de diciembre de 2011

Nuestras relaciones


 Nuestras relaciones,

 ¿son como fogatas o son como semillas?

 

 Hugo Betancur

 

Nuestras relaciones pueden ser una hoguera fugaz o pueden ser semillas que plantamos para asistirlas y cuidarlas mientras crecen.

 

Todo lo que agregamos a una pila para alimentar el fuego se va consumiendo –pasiones, deseos expresados en la avidez de los sentidos, promesas que seducen, o fascinan, o convencen, compromisos hechos bajo el arrebato de la ilusión o de nuestros intereses particulares-, hasta que las llamas dejan de arder porque no tenían su propio fuego.

 

Esas relaciones se agotan –tizones humeantes que luego serán ceniza menuda dispersada por el viento y la lluvia-, y también se agota algo que nosotros sentíamos como real y seguro. (A veces esas llamas fueron apagadas por leves tormentas cuando apenas empezaban las relaciones).

 

La frase común aplicable para cada una de esas relaciones y situaciones podrá ser: "¡Qué poco duraron!

 

Las relaciones que empiezan como semillas son discretas. Brotan sin prisa, sin ruidos, sin exaltadas declaraciones, fuertes en su vulnerabilidad. Se extienden y se ramifican exuberantes bajo las caricias de la vida. Y estamos presentes mientras observamos sus manifestaciones, atentos a su bienestar, incansables, constantes, protectores.

 

De pronto nos damos cuenta que han crecido y muestran sus frutos y sentimos algún aliento de gratitud y de alegría en nuestro corazón.

 

Son como un hermoso árbol, de raíces profundas y de robusta solidez que puede sobrevivir por sí mismo a pesar de la inclemencia de las estaciones.

 

Podemos preguntarnos: ¿Cuáles de nuestras relaciones son una fogata donde crepita y se consume la leña que no podrá retoñar? ¿Y cuáles son semillas que crecen, reverdeciendo y llenándose de hojas y frutos mientras la vida se expresa en sus incontenibles cambios?


Hugo Betancur (Colombia)

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