Nuestras
relaciones,
¿son como
fogatas o son como semillas?
Hugo
Betancur
Nuestras
relaciones pueden ser una hoguera fugaz o pueden ser semillas que plantamos
para asistirlas y cuidarlas mientras crecen.
Todo lo que
agregamos a una pila para alimentar el fuego se va consumiendo –pasiones,
deseos expresados en la avidez de los sentidos, promesas que seducen, o
fascinan, o convencen, compromisos hechos bajo el arrebato de la ilusión o de
nuestros intereses particulares-, hasta que las llamas dejan de arder porque no
tenían su propio fuego.
Esas
relaciones se agotan –tizones humeantes que luego serán ceniza menuda
dispersada por el viento y la lluvia-, y también se agota algo que nosotros
sentíamos como real y seguro. (A veces esas llamas fueron apagadas por leves
tormentas cuando apenas empezaban las relaciones).
La frase
común aplicable para cada una de esas relaciones y situaciones podrá ser:
"¡Qué poco duraron!
Las
relaciones que empiezan como semillas son discretas. Brotan sin prisa, sin
ruidos, sin exaltadas declaraciones, fuertes en su vulnerabilidad. Se extienden
y se ramifican exuberantes bajo las caricias de la vida. Y estamos presentes
mientras observamos sus manifestaciones, atentos a su bienestar, incansables,
constantes, protectores.
De pronto
nos damos cuenta que han crecido y muestran sus frutos y sentimos algún aliento
de gratitud y de alegría en nuestro corazón.
Son como un
hermoso árbol, de raíces profundas y de robusta solidez que puede sobrevivir
por sí mismo a pesar de la inclemencia de las estaciones.
Podemos preguntarnos: ¿Cuáles de nuestras relaciones son una fogata donde crepita y se consume la leña que no podrá retoñar? ¿Y cuáles son semillas que crecen, reverdeciendo y llenándose de hojas y frutos mientras la vida se expresa en sus incontenibles cambios?
Hugo Betancur (Colombia)
_______________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario