GUIONES DE INFELICIDAD:
culpas, victimización, miedos.
Hugo Betancur
Nuestros
estados de infelicidad nos advierten que no estamos haciendo los cambios y los
aprendizajes imprescindibles para instaurar nuestra libertad mental -de los
yugos del pasado atravesado y de las ambiciones y temores del futuro
inescrutable.
Tres
suposiciones ilusorias de nuestras mentes nos llevan a las crisis y a los
conflictos contra otros seres humanos y contra nosotros mismos: las culpas
que provienen de nuestros juicios sobre nuestros actos y los de otros, la
victimización con que nos excusamos de asumir nuestras responsabilidades
“porque son otros quienes nos han causado daños y heridas
psicológicas” mientras nosotros nos declaramos inocentes, y el miedo con
que renunciamos a nuestra capacidad de resolver nuestras dificultades y
aprendizajes.
Cuando
elegimos culparnos o culpar a otros, victimizarnos o victimizar a otros, o
entregarnos a nuestros miedos, estamos rechazando nuestro poder y nuestra
autonomía para liberar y sanar nuestras mentes.
Para
justificar y defender nuestros miedos y nuestros juicios sobre culpas y
victimización creamos argumentaciones rígidas que figurativamente adquieren
dimensiones de murallas que nos aíslan y nos impiden armonizar y comprender
nuestros procesos mentales y los de otros.
Nuestros
hábitos de juzgar y victimizar se tornan recurrentes porque nuestros egos
desenfrenados los imponen a nuestras mentes y a los demás. Creemos que nuestros
juicios son razonables y ciertos y los emitimos como jueces fanáticos e
incontrovertibles; sin embargo, carecemos de un conocimiento pleno de lo que
impulsó a otros a comportarse o actuar a su modo, según sus creencias y sus
motivos, por lo que nuestras opiniones nos llevan más a los conflictos y las
pugnas que a la comprensión que descubre causas y que aplaca nuestras mentes.
Los
computadores -o las computadoras- tienen dos recursos informáticos que los
dinamizan: actualización y papelera. Los programas que afectan la eficiencia
del sistema instalado debemos reemplazarlos por otros más funcionales o
desecharlos.
El sistema
de cada uno de nosotros es nuestra mente y el ego es un software o programa
accesorio que debe funcionar hasta donde lo permitamos, favoreciendo nuestros
aprendizajes y relaciones y advirtiéndonos sobre los cambios que debemos hacer
-si ese ego no es contenido y amaestrado causa trastornos graves en nuestras
vidas.
Las plantas
vegetales brotan desde sus semillas y sus raíces y van cambiando a medida que
crecen. A lo largo de sus vidas se desprenden de sus hojas marchitas y
reverdecen -muchas fructifican. Todas cambian y se fortalecen trascendiendo los
retos de sus ciclos vitales.
Nosotros
evolucionamos y transformamos nuestras vidas y nuestro árbol familiar con
nuestros aprendizajes y nuestros cambios. La vida es movimiento y acción para
resolver y progresar. El pasado es el reto cumplido.
La metáfora
del vaso medio lleno o medio vacío alude a lo que puede contener un recipiente.
Podemos hacer otra metáfora sobre lo que pueden contener nuestras mentes y qué
utilidad pueda tener: si es un archivo de conocimientos, creencias y conceptos
provechoso que nos granjean bienestar y tranquilidad al aplicarlos, o si es un
archivo de conocimientos, creencias y conceptos pesados que nos precipita al
caos y al malestar.
Cuando
vemos la vida como un hermoso y floreciente jardín, estamos eligiendo la
vivacidad de nuestro ser. Cuando vemos nuestras vidas como una tragedia, es
posible que estemos eligiendo la psicología oscura de nuestros egos.
Nuestros
sentimientos son estados o disposiciones de nuestras mentes y las emociones son
nuestras reacciones o respuestas a lo que percibimos*.
Nuestras
mentes albergan sentimientos que brotan en nuestras relaciones y actuaciones:
unos que nos acercan -euforia, admiración, afecto, optimismo, gratitud,
satisfacción, agrado-, y otros que nos distancian -aversión, odio, rabia,
tristeza, indignación, impaciencia, envidia, venganza, celos.
Debutamos a
diario con nuestras idiosincrasias en un mundo incierto e imprevisible. Cada
uno de nosotros definimos el sentido y los valores que podrán guiarnos en la
realización de nuestros destinos.
Hugo
Betancur (Colombia)
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*[En muchas
ocasiones, los sentimientos y las emociones se confunden o se tornan
contradictorias. Las emociones tienen una gama tan variada y extensa como los
colores, y podemos distinguirlas desde la más oscura hasta la más esplendorosa.
Algunas
corrientes psicológicas clasifican actitudes o reacciones o interpretaciones
humanas representativas como emociones básicas o emociones complejas.
Las
emociones básicas podrán ser: alegría, tristeza, ira y miedo.
Las
emociones complejas podrán ser positivas o negativas según los efectos que nos
causan. Las positivas serían: satisfacción, entusiasmo, admiración, compasión,
tranquilidad. Las negativas serían: culpa, vergüenza, orgullo, arrepentimiento,
indignación, frustración, aburrimiento, decepción, abandono, soledad,
confusión, conmoción, agobio, preocupación, celos, resentimiento, dolor, odio,
decepción, desesperación…].
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