RESILIENCIA:
acoplarnos y fluir
siguiendo
los ritmos de la vida.
Hugo
Betancur
Un relato oriental muy divulgado nos describe los efectos de una
tormenta de nieve sobre dos árboles, el sauce y el roble.
Mientras transcurre la tormenta, el roble mantiene sus rígidas ramas
extendidas y la nieve, inevitablemente, se va amontonando encima.
Mientras transcurre la tormenta, el sauce dobla sus ramas ante el peso
de la nieve que se desliza hacia el suelo porque no encuentra resistencia.
Llega un momento en que la nieve acumulada quiebra muchas ramas del
roble y las desgaja ruidosamente.
Pasada la tormenta, el sauce exhibe sus ramas completas y el roble
aparece devastado.
Estos dos símiles nos confrontan con nuestras actitudes y
comportamientos ante las situaciones de la vida. Según actuemos -duros e
implacables, o tolerantes y flexibles-, el resultado de nuestra relación con
los sucesos será diferente.
La resiliencia* es la disposición a mantener nuestra autonomía y nuestra
paz ante los eventos adversos que experimentamos.
La resiliencia nos permite mantener nuestra integridad después de las
circunstancias difíciles que atravesamos. Obviamente, cada uno de nosotros es
afectado por lo que sucede; sin embargo, cuando hacemos ajustes para fluir
armoniosamente con la vida, no nos quedamos rezagados, pasmados ni estancados
-las aguas estancadas se enturbian inexorablemente y se rancian.
La supervivencia eficiente de los seres humanos está fundamentada en la
adaptabilidad, que es la posibilidad de cambiar y atender las dificultades, los
conflictos y las crisis oportunamente.
La adaptación es una disposición de acomodamiento con "lo que
es"; es nuestra reacción de acoplamiento y resolución ante los eventos
actuales -nos abrigamos o nos resguardamos ante la lluvia y el frío en el
invierno; nos ponemos las ropas livianas y salimos afuera
despreocupadamente en el verano.
Cuando interactuamos con otros, podemos ser afectados por sus decisiones
o sus acciones, y podemos afectarlos a ellos también.
Los obstáculos que encontramos en nuestro itinerario de viajeros son
retos que debemos atender; retrasamos nuestra jornada cuando los evadimos o los
rechazamos, porque están allí para motivarnos y para inspirar la creatividad de
nuestras mentes.
Nuestros escapes significan nuestra renuncia a participar. Evadimos las
situaciones y la reciprocidad en las relaciones que hacen parte de nuestro
presente y nos escabullimos. Probablemente aquello que relegamos quede
pendiente por hacer; quizá se convierta en una deuda en nuestras mentes o en
una carga amarga.
Si eludimos las tareas y acciones que nos corresponden, posiblemente
optemos por mostrarnos como víctimas, o como actores apesadumbrados recitando
nuestros amargos reclamos y lamentos mientras la vida nos sacude requiriéndonos
los cambios inaplazables que nos pueden liberar del sufrimiento.
La resiliencia nos hace flexibles y tolerantes; promueve nuestra
fortaleza y nuestra comprensión.
Ante los acontecimientos imprevistos que nos causan conmoción, podemos
elegir la preservación de nuestra paz y nuestra confianza en la prodigalidad de
la vida, aceptando que otros nos asistan y nos guíen cuando nos sentimos
abrumados, o podemos elegir la confusión y el desasosiego esperando que otros
hagan lo que nos corresponde o eludiendo nuestro rol en las escenas eventuales.
Si mantenemos nuestras mentes cerradas y temerosas nos mostramos
vulnerables y apáticos mientras las situaciones presentes nos piden soluciones
y modificaciones. Las mentes cerradas tienen escasos intercambios con su
entorno, son avaras para aportar y desconfiadas para asimilar lo que requieren
para su progreso.
Probablemente no retrocedamos en la escala evolutiva. Es posible que nos
resguardemos temporalmente bajo nuestros disfraces de autosuficientes, o de
marginados y conformistas, o de desvalidos, lo que nos impide progresar y
aprender; nos estancamos y languidecemos mientras la vida debuta ante nuestros
ojos con su prodigiosa sinfonía de luz, color, movimiento y sonido –quizá
desdeñamos nuestros talentos de danzantes y nos comportamos como apagados y
tímidos espectadores, anónimos observadores del escenario desde la penumbra.
Hugo
Betancur (Colombia)
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*Resiliencia. Dos definiciones:
1. f.
Psicología. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones que nos
afectan y superarlas.
2. f.
Mecánica. Capacidad de un material elástico para absorber y almacenar energía
de deformación.
[RAE]
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