En este blog promuevo aprendizajes y cambios basados en la comprensión de nuestras relaciones, nuestras acciones de vida y nuestras creencias. La sabiduría de nuestras vidas está fundamentada en relaciones respetuosas y solidarias que podemos experimentar consciente y ecuánimemente, considerando las crisis y los conflictos como eventos pasajeros que podemos resolver y trascender, si es que hemos decidido hacerlo. Hugo Betancur (Colombia).
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martes, 27 de marzo de 2012
Celos que provienen de creencias y tradiciones.
jueves, 8 de marzo de 2012
Cambios o Rutinas, podemos progresar o quedarnos estancados.
Por Hugo Betancur M.D.
En su trayectoria, en muchas ocasiones, cada uno de nosotros es abandonado o debe abandonar porque nuestros nexos son rotos por las rutinas o por las expectativas desmesuradas que trazamos a otros o que nos trazan -lo que a la larga se convierte más en un yugo y en una escabrosa posesión imposible que en una fluida y amorosa relación de acompañamiento y mutualismo, compensadora, motivadora y sincera a la vez-, por lo que los ciclos de muchas relaciones deben ser cerrados.
Tal vez esos logros que pretendemos alcanzar en la vida no sean cuestión de cantidad -lo acumulable, lo que podemos mostrar como inventario jactancioso o competitivo-, sino aquello que nos representa alguna calidad de comprensión o entendimiento sobre las relaciones y fenómenos que tenemos ante nosotros a cada momento.
No sé si pueda haber una definición sobre el viaje que cada uno de nosotros recorre. A muchos, a veces, nos asalta alguna idea de satisfacción por algún aprendizaje obtenido o por alguna relación que conserva su respetuosa y cálida interacción a medida que la cuenta de los años avanza.
Revoluciones imperativas subjetivas: los cambios inaplazables.
lunes, 5 de marzo de 2012
La paz es una acción, no un ideal abstracto.
Por Hugo Betancur M.D.
La señal más evidente de que seguimos un proceso armonioso es la aceptación de las acciones de los demás como su adecuada e inevitable expresión de vida y la aceptación de nuestras acciones como nuestra adecuada e inevitable expresión de vida.
viernes, 2 de marzo de 2012
El amor une. Lo suyo no es atar ni subyugar.
RELACIONES
NO AMOROSAS
Por Hugo
Betancur
Para establecer relaciones
amorosas armoniosas es fundamental que hayamos alcanzado un estado de paz y
comprensión con las vivencias que hemos atravesado.
¿Cuál es la primera señal de
que las personas inician una relación no amorosa?
Quienes inician la relación
no amorosa expresan: ¡Esta relación va a darme felicidad! ¡Esta persona me trae
todo lo que me hacía falta y me permitirá cumplir mis sueños!
Sus mentes están enfocadas
en lo que van a obtener más que en lo que pueden aportar o prodigar.
Para ellas, sus expectativas
predominan sobre las opciones concretas que la interacción puede atraer: dos
que se relacionan súbitamente con objetivos de emparejarse establecen unas
manifestaciones posibles, según sus personalidades, sus actitudes y sus
limitaciones, y no pueden establecer unas manifestaciones ideales que no
coincidan con lo que ellos son –sabemos que cada planta produce sus peculiares
frutos y semillas y no otros.
La frase que retrata a
quienes inician una relación no amorosa se resume en "¡Ahora sí voy a ser
feliz!". Su esperanza se dirige a lo que pretenden conquistar, ignorando o
desdeñando sus propios méritos y las restricciones que puedan tener para poder
alcanzar o realizar ese sueño ególatra.
Si estas personas eran no
felices o infelices antes de esta relación en la que se montan como si
fuera su tabla de náufragos, eso es lo que van a poner en el nexo que empiezan
muy ilusionadas y desafiantes o autocomplacidas -todos los implicados
habitualmente consideran estos enlaces repentinos como su más preciado y
futuramente exitoso romance (aunque hayan conocido previamente situaciones de
convivencia que definieron como fracasos, lo que atribuyen a las acciones de
sus parejas, desdeñando su propia responsabilidad y sus desaciertos).
La infelicidad anterior no
resuelta es una cuenta de cobro que les tiene la vida y que no saldaron
oportunamente, y sus intereses acumulados representan conflictos abundantes a
medida que los días corran y sus comportamientos turbios o disociadores vayan
siendo expuestos inevitablemente en la relación que han emprendido.
Las pruebas que la vida les
va presentando confrontan sus planes personales con las retribuciones que deben
pagar y con las tareas que deben cumplir.
La felicidad no es un bien
que pueda ser comprado ni negociado con trampas. No podemos echar atajos para
lograrla sin recorrer el camino que nos corresponde atravesar. Solamente
podemos acceder a esa condición de armonía desde un estado de paz interior y
desde una disposición altruista y sincera.
Cuando nos dominan nuestras
ambiciones desmedidas y nuestros deseos arrebatadores en las relaciones que
imponemos, el desenlace de las historias que armamos no será un final feliz, a
pesar de nuestros pobres alardes de distinción y vanagloria que la vida
desenmascara crudamente cuando menos lo esperamos.
Hugo
Betancur (Colombia)
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Este blog:
Resiliencia: fluir sin amargura y sin ataduras.
RESILIENCIA: adaptarse y fluir siguiendo los ritmos de la vida.
Por Hugo Betancur M.D.
Mientras transcurre la tormenta, el sauce dobla sus ramas ante el peso de la nieve que se desliza hacia el suelo porque no encuentra resistencia.
La adaptación es una disposición de acomodamiento con "lo que es"; es nuestra reacción de acoplamiento y resolución ante los eventos actuales -nos abrigamos o nos resguardamos ante la lluvia y el frío en el invierno; nos ponemos las ropas livianas y salimos afuera despreocupadamente en el verano.
Nuestros escapes significan nuestra renuncia a participar.Evadimos las situaciones y la reciprocidad en las relaciones que hacen parte de nuestro presente y nos escabullimos. Probablemente aquello que relegamos quede pendiente por hacer; quizá se convierta en una deuda en nuestras mentes o en una carga amarga.
Si eludimos las tareas y acciones que nos corresponden, posiblemente optemos por mostrarnos como víctimas, o como actores apesadumbrados recitando nuestros amargos reclamos y lamentos mientras la vida nos sacude requiriéndonos los cambios inaplazables que nos pueden liberar del sufrimiento.