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sábado, 31 de diciembre de 2011

Dalai Lama: La fuente de la felicidad.

 


"Creo que la verdadera fuente
de la alegría interior
es ser auténticos y honestos.

Yo creo que una gran parte de la ansiedad
está muy relacionada con el miedo y la desconfianza.

Si mantenemos la autenticidad y la honestidad,
la ansiedad y la desconfianza  se reducen..."

Tenzin Giatzo, 14o. Dalai Lama.


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lunes, 26 de diciembre de 2011

Nuestras relaciones


 Nuestras relaciones,

 ¿son como fogatas o son como semillas?

 

 Hugo Betancur

 

Nuestras relaciones pueden ser una hoguera fugaz o pueden ser semillas que plantamos para asistirlas y cuidarlas mientras crecen.

 

Todo lo que agregamos a una pila para alimentar el fuego se va consumiendo –pasiones, deseos expresados en la avidez de los sentidos, promesas que seducen, o fascinan, o convencen, compromisos hechos bajo el arrebato de la ilusión o de nuestros intereses particulares-, hasta que las llamas dejan de arder porque no tenían su propio fuego.

 

Esas relaciones se agotan –tizones humeantes que luego serán ceniza menuda dispersada por el viento y la lluvia-, y también se agota algo que nosotros sentíamos como real y seguro. (A veces esas llamas fueron apagadas por leves tormentas cuando apenas empezaban las relaciones).

 

La frase común aplicable para cada una de esas relaciones y situaciones podrá ser: "¡Qué poco duraron!

 

Las relaciones que empiezan como semillas son discretas. Brotan sin prisa, sin ruidos, sin exaltadas declaraciones, fuertes en su vulnerabilidad. Se extienden y se ramifican exuberantes bajo las caricias de la vida. Y estamos presentes mientras observamos sus manifestaciones, atentos a su bienestar, incansables, constantes, protectores.

 

De pronto nos damos cuenta que han crecido y muestran sus frutos y sentimos algún aliento de gratitud y de alegría en nuestro corazón.

 

Son como un hermoso árbol, de raíces profundas y de robusta solidez que puede sobrevivir por sí mismo a pesar de la inclemencia de las estaciones.

 

Podemos preguntarnos: ¿Cuáles de nuestras relaciones son una fogata donde crepita y se consume la leña que no podrá retoñar? ¿Y cuáles son semillas que crecen, reverdeciendo y llenándose de hojas y frutos mientras la vida se expresa en sus incontenibles cambios?


Hugo Betancur (Colombia)

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domingo, 25 de diciembre de 2011

La vida que deja de fluir

                                                                                                                 Fotografía por Diana Valderrama

MENTES ESTANCADAS

 

Hugo Betancur



Los sistemas de creencias rígidos, provenientes de ambientes sociofamiliares muy lánguidos y tradicionalistas mantienen estancadas las mentes de los seres humanos que los acogen –sus acciones y expresiones verbales se tornan previsibles y reiterativas.

 

Nuestros aprendizajes nos permiten hacer cambios en nuestra mentalidad -lo que significa aprender y desaprender a la vez-. Nuestros cambios nos permiten una relación más fluida y más inteligente con los demás; nos disponen a comprender a otros y a ser más benévolos respecto a sus actos y comportamientos.

 

Las mentes que cambian son abiertas, receptivas y ágiles. Las mentes que no cambian son cerradas, reticentes y lentas.

 

El aprendizaje constante nos permite acomodarnos a los ritmos de la vida –nos hace más flexibles, más tolerantes y atentos.

 

La adhesión a las rutinas y la conformidad con lo conocido nos margina de los ritmos de la vida –nos hace vulnerables a los conflictos, más intolerantes y retraídos.

 

Cuando no logramos cambiar día a día nos volvemos acompañantes tediosos y lentos –poco confiables para asistir a otros en sus dificultades porque nuestras respuestas y reflexiones no se acomodan a sus requerimientos sino a nuestras interpretaciones y juicios restringidos.

 

La vida es movimiento y cambio. Cuando nuestras mentes se estancan e interrumpen los procesos de aprendizaje nos retrasamos en nuestra jornada y retrasamos el progreso de la sociedad, especialmente de las personas vinculadas a nosotros.

 

Lo que llamamos realidad solo cambia por nuestras acciones. Para poder cambiar culturas establecidas estériles y obsoletas y las estructuras sociales que las mantienen, una masa grande de seres humanos debe cambiar sus creencias y modificar su culto al pasado y su obediencia  temerosa a  los grupos que las impusieron.


Cuando esto ocurra habrá una "Masa Crítica", un gran número de seres humanos inconformes y conscientes que integran sus mentes para crear una realidad diferente.

 

De hecho, esto sucederá imperativamente. Dos eventos fundamentales, la degradación de la vida y la devastación del planeta que habitamos, han creado las condiciones óptimas para empujarnos a la instauración de un equilibrio ecológico inaplazable para nuestros ritmos biológicos y humanos.


De acuerdo a la evolución, los seres vivos y la naturaleza establecen los cambios necesarios a pesar de los obstáculos momentáneos y a pesar de la pasividad de muchos seres humanos que se resisten a expresar otra realidad diferente porque no han alcanzado ni su autonomía ni una conciencia plena de su valía.

 

Al alcanzar esa consciencia sus percepciones y sus creencias podrán cambiar.

 

Esa consciencia nos lleva a los cambios liberando nuestra voluntad, la energía que nos impulsa a la acción.

 

Esa diada de consciencia y energía conforma una matriz eficiente y adecuada para transformar la realidad conocida.

 

 

Hugo Betancur (Colombia)

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